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Cuernavaca, Mor.- En el corazón de los incendios forestales solo se escucha el crujir de los árboles, hojas y el rugido de los troncos cuando las llamas consumen la madera, cuenta Perla Cedillo Mejía, bombera forestal que desde hace 18 años combate los siniestros en los distintos bosques del estado.
Jesús Palma, otro combatiente forestal, llora al describir la forma en que el fuego consume los árboles de cedros, madroños, pinos y la fauna silvestre que son alcanzados por las lenguas de fuego.
“Son tejones, armadillos, víboras, ardillas que desgraciadamente han fallecido; además de conejos. Entonces es mucha especie animal que ha muerto, poca especie que ha escapado. Esto es un ecocidio pero avanzamos poco a poco”, cuenta Jesús integrante del grupo Tejones, el más antiguo que existe en Tepoztlán para apagar incendios forestales.
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Perla Cedillo, oriunda del pueblo de Santo Domingo Ocotitlán, donde se registra el incendio forestal de mayor daño en Tepoztlán, en los últimos años, comenzó a subir al cerro cuando tenía 19 años y luego la invitaron a formar parte del grupo Zacatuches de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS).
Aceptó la invitación, dice, por tener un ingreso fijo y por su compromiso con el cuidado de los bosques, y ahora su esfuerzo ha sido reconocido por las autoridades, porque durante los últimos siete días ha subido al paraje “Las Tirolesas” para ayudar a la contención y sofocación del incendio que lleva más de mil 200 hectáreas consumidas con un 50% de liquidación.
“Me da tristeza lo que sucede en el monte. Estamos acabando con todo y ver que se van consumiendo más y eso da coraje”, dice.
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— ¿Qué oyes cuando se queman los árboles?
“Truenan, igual la lumbre, a veces ruge. A veces decimos que brama y entonces nos invade un sentimiento de tristeza, horrible. Es como uno, que le está pasando algo y es como si gritara pidiendo ayuda”, cuenta.
Jesús Palma, del grupo de brigadistas independiente Tejones, dice que la gente sabe que los provocadores de los incendios forestales radican en el municipio y por eso apoya la propuesta de cerrar los accesos al cerro.
“En los poblados de San Andrés de la Cal, San Juan Tlacotenco, Santo Domingo Ocotitlán, Amatlán y Santiago han decidido restringir el acceso a toda persona que quiera subir al cerro para evitar los riesgos de incendios forestales en esta temporada.
La medida es apoyada por la presidencia municipal y justo esta semana colocan lonas para avisar la prohibición de subir al cerro; que la gente sepa que si sube será detenida y sancionada.
"Yo aplaudo la medida porque laboramos las 24 horas; bajan compañeros a las siete de la mañana, luego otro grupo a las 12, una de la mañana, para comer. Hay un grupo que releva a los compañeros que bajan a comer, y que se quedan a hacer brechas corta fuego, a seguir haciendo el trabajo", afirma.
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