Xalapa.— La nueva administración de Veracruz que encabezará la morenista Rocío Nahle García a partir de este 1 de diciembre, deberá enfrentar un estado que durante las últimas décadas fue “mal gobernado, abandonado y con un importante déficit de eficiencia”, según analistas.
Además, sin la presencia política de Andrés Manuel López Obrador, pero con un partido que es una maquinaria apabullantemente hegemónica.
La primera gobernadora de Veracruz, aseguran los investigadores y politólogos Alberto Olvera Rivera y Jacobo Domínguez Gudini, tendrá retos y focos rojos que van desde atacar la inseguridad, recobrar la infraestructura carretera y de salud, combatir la corrupción, romper los pactos entre gobierno y criminales, hasta llevar a cabo las tareas básicas que en la práctica los gobiernos anteriores dejaron de hacer, incluido el morenista Cuitláhuac García Jiménez.
Nahle García rendirá protesta como gobernadora en funciones este domingo, luego de una intensa campaña electoral en la que fue duramente cuestionada por su origen distinto al de Veracruz y por la adquisición de bienes. Además en medio de un larguísimo periodo de transición.
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Fue en 2018 cuando Morena logró la gubernatura de Veracruz, de la mano del profesor universitario Cuitláhuac García Jiménez, hijo del activista de izquierda Atanasio García Durán. Seis años después, la Cuarta Transformación refrendó su triunfo con más de un millón de votos de diferencia con la oposición.
Un Veracruz abandonado
Veracruz, afirma el investigador de la Universidad Veracruzana, Alberto Olvera, enfrenta un abandono por los malos gobiernos, incluidos del PRI, PAN y Morena, de ahí que el reto sea “un gobierno mínimamente operativo y eficaz”.
“Un estado que ha sido muy mal gobernado por décadas y el gobierno saliente se caracterizó por una especie de ausencia; es decir, casi no hubo gobierno y lo que hubo fue tan malo y plagado de corrupción como los gobiernos panistas y priistas”, describió.
Para el integrante del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias, Veracruz es una entidad detenida en el tiempo y con una radicalización de la centroamericanización del sureste del país.
“El abandono se nota en todas las áreas, particularmente en las carreteras que son una catástrofe, se nota en la pervivencia de la inseguridad por más que haya tomado formas menos violentas en lo aparente pero que sin embargo está ahí sobre todo lastimando la vida cotidiana de la gente”, manifestó.
El especialista en sociedad civil y democracia recordó el control político de muchos gobiernos municipales por parte de grupos criminales y la llegada de una nueva clase política que no significó un cambio de modos sino al contrario, una profundización y reapropiación de la cultura política priista en diversas escalas.
“Entonces la llegada de la gobernadora implica la urgencia de dotar a Veracruz de un gobierno mínimamente operativo, eficaz y de llevar a cabo las tareas básicas que en la práctica los gobiernos anteriores dejaron de hacer”, expresó.
Las prioridades para la nueva administración serán —insistió— garantizar una mejoría en la calidad de la salud, lograr la recuperación de la infraestructura, combatir adecuadamente al crimen en vez de generalizar los pactos entre gobierno y criminales que caracterizan a buena parte del territorio y, sobre todo y ante todo, lograr una mayor tolerancia política a la crítica.
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Además, recordó que Nahle García tendrá a un partido como Morena que es una maquinaria apabullantemente hegemónica, con el control de todos los poderes del estado, una versión del PRI de los 90 y, por tanto, su potencial de negociación con el gobierno central y municipal es amplísimo. Dijo que “la oposición es una oposición borrada, inexistente, fragmentada, de manera que por lo menos en su primer trienio la gobernadora no tendrá oposición, así que podrá definir sus políticas y construir alianzas sin presión, porque en realidad no necesita hacer pactos con la oposición”.
Gobernar sin AMLO
El académico de la UNAM y consultor internacional, Jacobo Domínguez Gudini, destacó que el nuevo gobierno de Veracruz arriba con un altísimo porcentaje de votación y por ende con un alto grado de legitimidad, por lo que el reto es corresponder a esa oferta política en condiciones completamente diferentes en las que arribaron al poder.
“Ahora ejercerán el poder público sin la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, y su presencia significaba capital político y un fondeo de todas las campañas locales en este año (…) entonces, ahora sin ese factor, Veracruz y algunos otros gobernadores tendrán que ejercer el poder, veamos qué tanta aceptación tienen sus acciones”, adelantó.
En segundo lugar, el analista veracruzano y exfuncionario de la Organización de Estados Americanos recordó que hay un proceso de recomposición al interior del partido en el gobierno, el cual empieza a transformarse de un movimiento social a una burocracia política, con la formación de grupos de presión y de intereses definidos con los cuales deberá lidiar la nueva administración de Veracruz.
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El tercer elemento, manifestó, tiene que ver con la eficiencia y saber qué tanto se puede convertir un movimiento social políticamente exitoso en un importante gestor de la administración pública.
“Y ahí entran temas como combate a la corrupción, temas de revisión de cuentas y temas como eficiencia, vemos ahora que hay un importante déficit de eficiencia en el gobierno; salgamos y vemos las carreteras que nunca las habíamos visto en condiciones tan complejas, nunca habíamos visto crisis del agua como la que tememos ahora”.
Recordó que Veracruz es un apéndice de la agenda nacional y por sus características comparte muchos de los problemas nacionales, como inseguridad y con un desarrollo social por debajo de la media nacional, en temas como educación, salud, inversión pública y privada.
“Hay una múltiple agenda, por su geopolítica Veracruz necesita una atención prioritaria y hay que decirlo, esa agenda estuvo desatendida de manera defectuosa a lo largo del gobierno saliente”.