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Cuando el frío cala más allá de los huesos, ¿qué se puede hacer?, pregunta Guadalupe, de 64 años, quien tiene que soportar temperaturas bajo cero en una vivienda con techo de lámina de fierro.
Lupita vive en la comunidad San Guillermo la Reforma, entrada a la montaña, en Mineral de la Reforma, municipio de Hidalgo. Su casa —dos cuartos—, apenas se vislumbra entre la neblina.
Un pequeño fogón hecho con un bote de fierro sirve para calentar agua, hacer las tortillas y hasta la comida. Con Lupita viven dos hijos, su nuera, su nieto Alac y su marido.
La pobreza les hace más difícil pasar la temporada de frío y sufren por no tener ropa abrigadora ni cobijas; para calentarse encienden una fogata y se ponen varias prendas.
“El frío es muy fuerte aquí casi siempre, pero más en esta temporada. Si tenemos hambre nos comemos aunque sea una tortilla con sal, pero con el frío que cala más allá de los huesos, ¿qué?”.
Guadalupe tirita y cruza los brazos en un intento de darse calor. Acá mucha gente no tiene para un buen suéter, comenta Simón, el juez de la comunidad, quien cuenta que la población que alguna vez fue la cabecera del municipio de Mineral de la Reforma, tiene alrededor de 500 familias, la mayoría viven en pobreza, aunque en su terreno algún día estuvo lleno de riqueza por la plata que extrajeron de al menos 13 minas.
La familia de Guadalupe es una de tantas que subsisten en la pobreza, ahora con el frío que arreció desde el lunes, Alac —el nieto— enfermó de las vías respiratorias. El poco dinero que tenían para la comida lo usaron para el medicamento.
La neblina no baja, un sol tímido apenas empieza a salir, para San Guillermo, un lugar frío de la montaña, el sol es a veces con lo único que cuentan.