Ciudad Hidalgo, Mich.— Las grutas de Tziranda, que albergan a más de 23 especies únicas de murciélagos en la región, han sido abandonadas desde hace muchos años por las autoridades, tanto municipales como estatales y federales.
La conservación y cuidado de este destino turístico únicamente ha sido gracias a la labor de los ejidatarios de Turundeo, ubicado en los límites de los municipios de Tuxpan y Ciudad Hidalgo.
Carlos Rojas Arias, quien es el administrador del lugar, indica que no hay otras cavernas con las mismas características de Tziranda.
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Por ejemplo, menciona que la ventilación de la cueva es constante todo el año, lo que genera que no sea opresiva o guarde calor, y hace que a la gente que la visita no le cueste trabajo respirar.
En un recorrido de EL UNIVERSAL por ese atractivo natural, Rojas Arias detalla que esa ventilación se la dan los fósiles de raíces de árboles.
Esas raíces, precisa, penetraron hasta los profundos túneles, cuando en otros tiempos estuvieron sumergidos en el agua del río Taximaroa, que pasa a través de este lugar.
Incluso, el administrador señala que el lugar tuvo presencia humana desde tiempos prehispánicos. Ello, como una habitación para huir de las inclemencias del tiempo y de conflictos entre culturas a lo largo del tiempo.
Mientras realiza el recorrido de cerca de 320 metros lineales, Rojas Arias revela que el espacio cuenta con 23 especies diferentes de murciélagos.
Son alrededor de 20 minutos, desde el acceso hasta la salida, en los que se muestran las estalactitas y los sistemas naturales de ventilación.
Durante el trayecto también se cuentan leyendas sobre las figuras que forman algunas columnas, las cuales se relacionan con la vida de José María Morelos y Pavón.
Rojas Arias dice que esas características hacen a las grutas de Tziranda muy importantes en América Latina, puesto que no hay otras con tanta diversidad de quirópteros.
Sin riesgo a turistas
Carlos Rojas Arias explica que ninguna de esas especies, entre ellas el murciélago vampiro, representan un peligro o riesgo para los turistas. Ello, dice, porque los quirópteros se encuentran en lo más profundo de la caverna: “Ahí se quedan ellos, tienen sus áreas”.
“Las cuevas abiertas al turista son libres de murciélagos. Ocasionalmente, alguno llega a sentirse atraído por la voz de las personas y hace una incursión cercana, pero no se te acercan, pasan, pero no hay una reunión masiva de ellos”, añade.
Además de que, en el exterior, en la noche hay búhos y lechuzas, que son depredadores naturales de los murciélagos. “Está increíble, tiene mucha fauna que hay que preservar”.
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La historia
Desde abril de 1995, los ejidatarios se dieron cuenta de las peculiaridades de ese lugar, encallado en la región oriente de la entidad michoacana.
En cuanto buscaron orientación para saber más detalles de las cavernas y su población de murciélagos, recibieron ayuda de un espeleólogo de Morelia, Fernando Ortiz.
Asimismo, el especialista trabajó en el ayuntamiento de Ciudad Hidalgo y tomó como tarea adicional ayudar por un tiempo al ejido; después se retiró y jubiló.
“La mayoría de los fundadores ya murieron. Yo pertenezco al grupo original de guías, pero casi todos se fueron a Estados Unidos”, señala Rojas Arias.
Cuenta que, a pesar de ello, el trabajo de los habitantes fue encontrar una ruta que les permitiera entrar y salir sin dañar ninguna de las estalactitas.
Además de que tenían que encontrar una manera de no afectar el hábitat de la fauna y conservar las peculiaridades de ese complejo natural.
De la misma manera, relata que después la UNAM y la UMSNH iniciaron proyectos dentro del programa de conservación de murciélagos, los cuales llegaron a las grutas de Tziranda; se trata del Programa de Conservación de Murciélagos Migratorios de México y Estados Unidos (PCMM).
Las investigaciones científicas revelaron que había 23 especies diferentes de murciélagos y que aproximadamente la mitad son migratorias.
Desde entonces, destaca, han buscado que se declare como santuario esa área natural, ya que es el único complejo de cavernas en América Latina que tiene esa característica.
Abandono
Rojas Arias revela que ese lugar se sostiene únicamente de las entradas a ese destino turístico, ya que no reciben apoyo de alguna autoridad de gobierno.
Afirma que, desde que se abrió al público, la conservación y cuidado de las grutas, así como del área recreativa que está a su alrededor, ha estado en manos de los ejidatarios.
También señala que, por si fuera poco, el problema de su actual administración ha sido la pandemia de Covid-19, ya que ha habido baja afluencia.
Cuenta que hasta antes de la pandemia tenían tres y hasta cuatro guías por día, además del administrador y el velador. En la actualidad, no logran ni 20% de lo que era antes.
Ahora, el cuidado, mantenimiento, vigilancia y administración recae sólo en dos personas, incluido él, que también es el único guía.
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