Tlaxcala.— Hay en Tlaxcala un pequeño pueblo donde cada diciembre las calles y fachadas brillan con miles de luces navideñas, y los habitantes abren sus casas para exhibir sus nacimientos. En el ambiente suenan los villancicos; así celebran la Navidad en San Pedro Tlalcuapan, donde llega diciembre y bullen las luces.
El pueblo donde todo es luz, unidad y también hospitalidad recibe a los turistas que en esta época igual se agolpan en esta localidad del municipio de Chiautempan, Tlaxcala, asentada al pie de la montaña La Malinche
Esta es una tradición que surgió desde la década de 1980. Unos dicen que porque los oriundos del pueblo que emigraron a Estados Unidos comenzaron a mandar luces y adornos navideños típicos hacia San Pedro Tlalcuapan, para que sus familias adornaran sus casas y vivieran una Navidad “al estilo gabacho”.
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Otros cuentan que ese no es el origen, que simplemente la Navidad al pie de la montaña, como ahora le llaman, surgió porque las familias empezaron a instalar nacimientos gigantes que para ellos merecían ser admirados públicamente; tal como ocurre con el de la familia Ayapantécatl Meléndez, que es un nacimiento con puros animales disecados.
“Nosotros iniciamos en el año de 1985 a poner nuestro nacimiento. Los animalitos que están colocados en nuestro nacimiento son de muerte natural, la mayoría son de nosotros que se nos han muerto por el frío, nos los han regalado algunos familiares y algunos vecinos nos los han vendido”, explicó Maribel Ayapantécatl.
La Navidad al pie de la montaña fue suspendida en 2020 por la emergencia sanitaria por Covid-19, pero este 2021, después de casi dos años de pandemia, los habitantes se arriesgaron, bajo la nueva normalidad, a abrir sus casas para permitir que miles de visitantes locales y nacionales admiren sus nacimientos, así como las calles y fachadas iluminadas de casi toda la comunidad.
Una de las viviendas representativas
A la casa de Maribel llegan visitantes de Tlaxcala, Puebla, Estado de México, Veracruz y Guadalajara, que, después de apegarse al protocolo sanitario del uso de cubrebocas y gel antibacterial, recorren el nacimiento que ocupa todo el patio de la vivienda y que tiene más de 200 animales disecados de varias especies.
“Nos visita muchísima gente y nos dicen que nunca habían visto un nacimiento así, es único en el estado. Nos sentimos contentos porque hay muchos animalitos que no conoce la gente, como las chíquinas”, contó.
La chíquina es un animal silvestre que se alimenta de fruta y verdura, quienes no lo conocen lo van a encontrar en este nacimiento de Tlalcuapan, donde también hay caballos, pollos, conejos, borregos, loros, lechuzas y becerros, entre otros animales.
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Para los lugareños de San Pedro Tlalcuapan, y también para los visitantes, la villa navideña que instaló el gobierno local en la capital de Tlaxcala no es competencia, porque no fue creada por un pueblo que se une para adornar y abrir sus casas para dejar entrar a la gente, en medio de un ambiente de hospitalidad.
El ingreso a las viviendas es obligatoriamente con cubrebocas, tanto para adultos como para niños, pero aun así, los pobladores reconocen que tienen temor por una nueva ola de la pandemia, en particular por la variante más reciente: ómicron.
“Nosotros somos muy allegados a Dios, y la verdad nos ponemos en la mano de Dios, porque la gente ya nos pedía mucho que abriéramos el nacimiento, y pues nosotros decimos que lo que Dios diga. Sí tenemos un pequeño temor, pero nos da más alegría que mucha gente nos visite”, expresó festiva Maribel.
La Navidad al pie de la montaña, en San Pedro Tlalcuapan, también se ha convertido en una actividad económica, porque los habitantes aprovechan para instalar, además de su nacimiento y demás ornatos navideños, puestos de antojitos de temporada.
El recorrido es de al menos un kilómetro, ya sea a pie o a bordo del automóvil, aunque la mayoría de los visitantes prefieren caminar, degustar los platillos, admirar los nacimientos, tomarse selfies y así hasta llegar a la última casa de luces, allí, al pie de la montaña de Tlaxcala.
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