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Guadalupe y Calvo, Chih.- En las manos cobrizas de niños y adolescentes rarámuris, el café, la cúrcuma, el carbón y el azúcar se convierten en pinturas con las que atrapan las formas y colores de las mil especies de plantas y 120 de aves migratorias de Choréachi, su comunidad, su mundo.
Los Choréachi, considerados rarámuris gentil o cimarroni, porque no han permitido el bautizo en la Iglesia católica, habitan entre las montañas, a 15 horas de la capital del estado. Para ellos, el mundo y la montaña son lo mismo, por eso la definen con una sola palabra: simonalamona. Tampoco entienden de la separación entre el arte y la vida; sus tradiciones ancestrales son por sí mismas una obra de arte.
El proyecto se conoce como “Acciones de intervención para el fortalecimiento del sistema normativo interno de Choréachi, a través de la expresión policromática” y se realizó por iniciativa del siríame segundo, es decir, del gobernador segundo tradicional rarámuri, Ángel Manchado.
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La iniciativa del siríame segundo fue apoyada por el Programa para el Desarrollo Integral de las Culturas de los Pueblos y Comunidades Indígenas (Prodici) de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Chihuahua, cuyo objetivo es otorgar apoyos económicos para el desarrollo de proyectos que fortalezcan la creación y el trabajo cultural y artístico de las comunidades indígenas.
Con una serie de talleres, Luly orientó a los más jóvenes de la comunidad a conocer la estructura de sus autoridades y rememorar la defensa del pueblo, todo encaminado a expresarse a través de la pintura y el dibujo.
“En muchos de los dibujos se ven en el cielo helicópteros dentados o, como ellos les dicen: ‘boludos’, como algo amenazante, o ‘polvaneras’ causadas en su territorio por la tala indiscriminada e ilegal”, explicó la tallerista.
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“Se trata de simbolismos que se parecen más a los códices, como el negro como color de respeto, el círculo que encierra las figuras o los paisajes como una forma de englobar o proteger, o letras y números con otros significados, resolviéndose como seres-figuras”, precisó Luly Sosa.