Unión Hidalgo, Oax.— Una malla verde y un alambrado de seguridad en la parte superior rodean la casa de ladrillos de Edgar Martín en esta localidad de Oaxaca.
Desde hace siete años, Edgar Martín vive bajo amenazas y en ese tiempo ha sufrido agresiones directas por su activismo contra los megaproyectos que han intentado establecerse en su natal Unión Hidalgo, un municipio de la región del Istmo de Tehuantepec; entre ellos, un parque eólico o la explotación de los recursos naturales sin la autorización de la comunidad.
Han disparado en su contra y lo han secuestrado con la intención de matarlo. La malla verde y el alambrado fue una decisión del Mecanismo Nacional de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Al concluir su bachillerato, viajó a la Ciudad de México para estudiar Ingeniería Industrial, con la idea de regresar a su comunidad en cuanto pudiera. No lo hizo de inmediato, porque dos de sus hermanos también viajaron a la capital del país para realizar sus estudios y tuvo que esperar a que terminaran.
En ese tiempo, 10 años, tuvo varios empleos principalmente enfocados en logística, almacenaje y distribución, y durante otros 10 años operó su propio negocio que se llamaba la Librería del Búho.
La lucha
Cuando regresó a su comunidad, inmediatamente fue incorporado a los tequios (una práctica comunitaria de trabajo no remunerado) y se inició como secretario del comité vecinal, posteriormente se unió a los comuneros quienes entonces eran parte de un movimiento de resistencia en 2011 contra la instalación de las empresas eólicas. “Entonces me incorporé a esa lucha, empecé como aprendiz de defensor”, relata.
Ese movimiento fue contra la Central Eólica Unión Hidalgo, conocido como Parque Eólico Piedra Larga, un proyecto de la empresa Desarrollos Eólicos Mexicanos (Demex), filial de Renovae Energy de España, la cual logró instalarse sin consulta previa a la comunidad.
En 2012, como parte de esa resistencia se trató de restaurar la representación comunal de Unión Hidalgo, y en 2016 Edgar Martín formó parte de la segunda generación de personas que se unieron a la lucha.
De esta manera se integró al movimiento contra la intención de la empresa Electricité de France de instalar un parque eólico en su territorio, y contra dos proyectos de Siemens Gamesa de capital alemán, Palmitas 1 y Palmitas 2, y después en oposición a un proyecto de inversionistas de extranjeros para la construcción de una línea de transmisión de Unión Hidalgo a Ciudad Ixtepec.
Finalmente estuvo en la defensa del cerro La Llovizna, donde se pretendía instalar una minera a cielo abierto disfrazada de banco para materiales pétreos. El año pasado también lograron la clausura de un banco pétreo que estaba operando sin autorización en materia de impacto ambiental para suministrar a la línea K del Tren Transístmico.
Todas estas inversiones y proyectos en Unión Hidalgo lograron ser detenidos por la comunidad.
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“En el caso de los cerros sí ha sido una lucha muy propia y hemos aprendido mucho, sobre todo del Acuerdo de Escazú, o sea, los nuevos tratados internacionales nos han ayudado; pero también hemos encontrado nuevas figuras como la Procuraduría de Protección al Ambiente. Y también hemos visto mayor apertura de parte de la Secretaría de Medio Ambiente de Oaxaca”, señala.
Amenazas de muerte
La primera amenaza de muerte hacia Edgar Martín ocurrió en 2018, cuando detuvieron, por la consulta indígena, la construcción del parque eólico Guná Sicarú de la empresa Electricité de France.
En febrero de 2022 fue baleado por un grupo armado. “Yo sabía que esa noche me iban a agredir, yo ya lo sabía”, narra, “fue en 2022 aquí cerca cuando yo venía de Oaxaca (…) Yo pensaba que me iban a quemar porque siempre quemaban el terreno, pero aventaron tres balazos. Cerca, muy cerca de mí, el primero a casi un metro”.
Las amenazas contra el activista nunca han cesado, pero una de las más relevantes ocurrió el año pasado, el 15 de agosto de 2024, porque también se involucró el crimen organizado. Ocurrió cuando, en compañía de autoridades estatales, acudió a clausurar un banco de materiales pétreos llamado El Barrancón, en uno de los cerros de Unión Hidalgo.
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En esa ocasión, no sólo fue amenazado, también fue secuestrado y torturado por algunas horas.
“Ahí nos amenazaron de muerte muchas veces y también sacaron las armas, estuvo el crimen organizado presente y pues presenté la denuncia correspondiente. No me permitieron salir del banco pétreo hasta que yo me desistiera de defender esa loma porque ellos estaban haciendo negocios ahí, y ellos no querían pues que yo siguiera”, platica.
Edgar Martín recuerda que eran alrededor de 12 personas, varias de ellas armadas, y quien los dirigía era alguien que se identificó del crimen organizado y que traían la orden de matarlo; aunque lo encañonaron con las pistolas, únicamente lo golpearon.
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Por estas amenazas y hechos en contra de su integridad, está incorporado al Mecanismo Nacional de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Vivir así, afirma, sólo es cuestión de adaptación.
“Yo diría que, pues los defensores en general asumimos el riesgo, yo creo que no seríamos defensores si nos detuviera el miedo, o sea, más bien tratamos, a pesar de ello, seguir avanzando”, expresa.