Mérida, Yucatán.- En un descubrimiento que arroja nueva luz sobre la prehistoria de , espeleobuzos profesionales encontraron restos fósiles de un perezoso gigante y varios caballos prehistóricos en las profundidades del cenote Dzombakal, ubicado en la comisaría de San Antonio Mulix, municipio de .

El hallazgo, realizado por los expertos Arnaldo Marucco y Cristian Selun durante una en agosto de 2023, constituye el primer registro de la familia Nothrotheriidae en el estado de Yucatán.

Los restos fueron encontrados a una profundidad de entre 17 y 20 metros bajo el agua, a unos 30 metros de distancia desde la entrada del cenote.

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Los restos fueron hallados a una profundidad de entre 17 y 20 metros bajo el agua (22/02/2025). Foto: Especial
Los restos fueron hallados a una profundidad de entre 17 y 20 metros bajo el agua (22/02/2025). Foto: Especial

La identificación y análisis de los fósiles estuvo a cargo del paleontólogo Jerónimo Avilés Olguín, quien confirmó que se trata de un ejemplar del género Nothrotheriops, probablemente de la especie shastensis, un perezoso terrestre que habitó la región durante el Pleistoceno tardío.

El conjunto de fósiles incluye ocho elementos óseos del perezoso gigante, entre los que destacan un húmero proximal, vértebras, radio y fémur.

Además, se identificaron 14 elementos óseos pertenecientes a caballos prehistóricos de la especie Equus conversidens, incluyendo metapodiales, fémur y axis.

La importancia del hallazgo radica en que es la primera vez que se documenta la presencia de la familia Nothrotheriidae en Yucatán, aunque ya se habían encontrado especímenes similares en cuevas inundadas de Quintana Roo y un sitio en Belice.

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Los investigadores determinaron que los fósiles datan del Pleistoceno tardío, hace entre 7 mil y 10 mil años, coincidiendo con el final de la última glaciación.

La presencia de costras calcáreas en los huesos y su ubicación en la cueva sugieren que los restos quedaron depositados cuando el nivel del mar era 100 metros inferior al actual.

El análisis tafonómico reveló que los restos están dispersos en un área de 4 metros cuadrados, presentando algunos relación anatómica pero ninguna conexión anatómica completa.

La presencia de elementos tanto fragmentados como completos, junto con costras calcáreas y sedimentos, sugiere un proceso complejo de deposición.

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Los investigadores proponen dos hipótesis sobre cómo llegaron los restos a la cueva: podrían haber sido parte de la dieta de depredadores que utilizaban la entonces caverna seca, o los animales pudieron haber caído o ingresado por sí mismos a la zona.

El Nothrotheriops fue un género de perezoso terrestre que existió desde el Gelasiano (hace 1.80 millones de años) hasta el Pleistoceno tardío (hace 11,000 años). Estos animales formaban parte de la megafauna americana que se extinguió al final de la última era glacial.

En cuanto a los restos de caballo, se identificaron como pertenecientes a la especie Equus conversidens, un équido común en el Pleistoceno de Norteamérica que fue descrito inicialmente en el valle de México.

Esta especie ya había sido documentada en otros sitios de Yucatán, particularmente en la cueva de Loltún.


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