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Ángel Gutiérrez El Quiro es originario del rancho La Soledad, del municipio de Tepalcatepec, Michoacán; su labor para que nacieran los dos primeros grupos de autodefensas en Michoacán fue crucial, pues fungió como el enlace entre los dos primeros principales autores del movimiento civil armado: Hipólito Mora Chávez, de La Ruana, y Juan José Farías Álvarez El Abuelo, de Tepalcatepec.
El Quiro, como es conocido en esta región de la Tierra Caliente, fue uno de los personajes que el 24 de febrero se levantaron en armas, para defender a su pueblo del asedio criminal de Los Caballeros Templarios.
De sangre caliente y ganadero de oficio, Ángel Gutiérrez narra a EL UNIVERSAL que si bien el movimiento de autodefensas se difuminó el 10 de mayo de 2014 con la institucionalización de la Fuerza Rural, él aún no deja las armas en su totalidad.
El hombre de 51 años de edad considera que su escuadra es la fiel acompañante, pues se ha vuelto peligrosa la presunta complicidad de autoridades estatales y federales con los grupos del crimen organizado que operan en la entidad.
Entre el grito de arreo e internado en sus corrales, Gutiérrez recuerda aún que el 9 de diciembre del 2011 fue la fecha en que reunió a Hipólito Mora y Juan José Farías, en un punto de convergencia entre los municipios de Buenavista y Tepalcatepec, en el que determinaron levantar a sus pueblos en armas.
“Pues que era lo que teníamos que hacer porque ya no nos dejaban ningún dinero ni para comer y eso es lo que tuvimos que hacer para sacar a Los Caballeros Templarios de aquí y poder volver a trabajar; ya no vivíamos en paz; nos estaban matando y robando esos cabrones”, expresó.
—¿Cómo vivía antes de que se levantaran en armas?
—Nos mataban y nos secuestraban a la familia; nos cobraban por todo los hijos de la chingada templarios y nos tráiban asoleados los cabrones. Antes vivía un poquito mejor, podía andar libre por donde quiera, se te hacía noche y no había pendiente. Ahorita [fuera del municipio] tienes que estar antes de las 8 de la noche en tu casa porque después es un peligro; te pueden levantar y esa es la ley de ellos [templarios] junto con el gobierno.
—Dice el gobierno que ya no hay templarios, que sólo reductos...
—Cómo no. Pues nomás que se fijen en Los Viagras y que vean la gente que tienen ellos y verán si no son. Que se vayan a Aguililla y hay templarios; en Coalcomán hay templarios. ¿Por qué tienen el montón de gobierno [fuerzas estatales y federales] en Aguililla y Coalcomán? Porque están con ellos [templarios]; aquí no tenemos nada porque nosotros no estamos con ellos, ni queremos gobierno aquí tampoco, pa’ qué, pa’ que nos cuide?... nosotros podemos cuidarnos.
—¿Y Tepalcatepec cómo está ahora?
—En Tepalcatepec desde que nosotros nos levantamos [en armas] hemos vivido como queremos y hacemos las cosas como las podemos vivir.
—¿Vivió su sueño [de levantar en armas a su pueblo para defenderse de los criminales]?
—Claro. Fuimos: Juan José Farías El Abuelo; su servidor, Ángel Gutiérrez El Quiro, e Hipólito Mora, que fuimos los que empezamos a buscar a la gente para hacer lo que hicimos. Gracias a Dios que la tenemos algo avanzada, pero no crea que está ganada; está peor que cuando empezamos. Antes le topábamos nada más a Los Templarios y ahorita tenemos que toparle hasta al gobierno, porque el gobierno no está con nosotros, ni le pareció esto que hicimos, ya que agarra el mejor dinero. Pero como le estoy diciendo, los primeros coordinadores fuimos Juan José Farías, Hipólito Mora y yo. Ya de ahí empezó gente a acompañarnos; algunos que primero dijeron que no, después ya se arrimaron. Si usted quiere, al principio no se sabía quiénes empezaron, ya que no se podía decir tampoco, porque todavía andaban en ese tiempo 25 camionetas de templarios aquí en Tepalcatepec. Cuando menos unas 15 chiquillas que tenían panzonas los güeyes y unos 20 punteros [halcones] y todos esos se los acabamos y por eso ganamos aquí.
—¿Cuándo soltó usted las armas?
—Ya tenemos casi dos años, pero de todas maneras necesita uno cargarlas, porque no sabes de quién cuidarte y uno está peor porque tiene que cuidarse del gobierno. El gobierno me agarra, como cuando ando aquí en los corrales, porque tráiba la pistola por fuera, ya me iban a levantar.
—¿Qué opina de que Mireles se autoproclama líder y fundador de las autodefensas?
—Él empezó tres-cuatro meses después que nosotros nos levantamos. En Pareo [municipio de Tancítaro] él se batió aparte, pero ni siquiera vio los putazos, estaba 15 camionetas atrás, nomás que le dijo a los de medios “tómenme fotos”, así sea como un perro en el suelo, pero a qué se tiraba, a nada, nomás para hacerse publicidad. Y lo malo que le hizo a él es que decía que era El Abuelo (Juan José Farías) cuando no lo era y nosotros aquí se lo dijimos: usted ya silénciese y no salga de su municipio porque así como anda, está haciendo puras pendejadas.
—Ahora que acabó la lucha civil armada, ¿le ha dedicado más tiempo a su familia?
—Un poco más, porque duramos tres años que nos veíamos cada 15 días tanto a mis hijos como a la señora. Ahorita, ahí traigo a mis niños y los traigo trabajando, porque ya no se puede uno confiar de cualquier otro, debes traer a tu propia familia.
—¿Cómo vive hoy usted y a qué se dedica?
—Yo me dedico al mismo trabajo, a la compra y venta de ganado; mal me mantengo, pero aquí estoy jalando. Es lo que he hecho todo el tiempo; ya no puedo hacer más.