Guadalajara.— Índigo Xauleme (Sauleme) llegó a los 20 años a Guadalajara tras estudiar la preparatoria en Nueva Colonia, en la comunidad wixárika de Santa Catarina, enclavada en la Sierra Madre Occidental, en el norte de Jalisco, en el municipio de Mezquitic; al igual que la mayoría de los jóvenes wixaritari de esta región que quieren seguir estudiando, tuvo que dejar su casa para buscar oportunidades en otro lugar, pero además lo impulsó su deseo de poder ejercer su sexualidad abiertamente.
“Uno de los objetivos que me movió, aparte del de estudiar, fue que yo quería ser feliz, buscaba mi felicidad porque, por mi orientación sexual, en mi comunidad, aunque es tolerado el tema, todavía no es bien visto. No te dicen nada, pero te observan y si estás ahí pues cada quién, pero ya como que pases enfrente de ellos con pareja y todo eso, todavía no, no es abierto y quién sabe si se vaya a lograr en algún momento, pero esa es otra de las cuestiones que a mí me hizo que me viniera a la ciudad”, relata.
Lleva ya 13 años en la capital de Jalisco, con el apoyo de sus padres estudió la licenciatura en Sicología en la Universidad Enrique Díaz de León, que entonces estaba incorporada a la Universidad de Guadalajara, ahora estudia la licenciatura en Arte y Creación en el Iteso gracias a una beca. Es artista, artesano, está casado desde hace cuatro años con Ángel y divide su activismo entre la defensa de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y la consolidación de Wixaritari Yetapa Kiekatari (Wixaritari lejos de su tierra), una organización que agrupa a muchos de los wixaritari que viven en los municipios que conforman el Área Metropolitana de Guadalajara y de la cual es secretario.
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“Soy de los que piensan que a donde quiera que vayas puedes formar tu propia comunidad y eso es una de las cosas que me movió a que formáramos nuestra propia comunidad en Guadalajara, en donde podemos incluir temas que son considerados tabú en nuestras comunidades de origen, como la diversidad sexual, la equidad de género, el feminismo; he trabajado desde que llegué a la ciudad justamente a visibilizar esa parte, sobre todo la parte de la diversidad sexual, porque yo busco mi felicidad, siempre lo busqué y me siento a gusto, me siento feliz donde estoy y con quien estoy”, señala.
El 21 de febrero, en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, Wixaritari Yetapa Kiekatari se constituyó formalmente con la intención de construir un diálogo más fluido con las autoridades para resolver las necesidades de los miles de wixaritari que habitan en la metrópoli.
“Somos una comunidad por el momento solamente simbólica, es como cuando decimos la comunidad LGBT o la comunidad sorda, es lo mismo, porque no necesariamente cuentan con territorios, pero es uno de nuestros objetivos, trabajar en esa parte, la de vivienda, y ojalá que en algún momento sí se vaya a lograr una, aunque sea una colonia, un terreno pequeño en donde podamos establecernos”, dice Xauleme.
Como artista le gusta innovar sin transgredir la tradición del arte wixárika y piensa que en algún punto podrá conjuntar sus conocimientos de sicología con lo que ahora estudia en la carrera de Arte y Creación.
“Creo que el arte wixárika se está manteniendo original y está bien, pero lo que yo estoy haciendo es cómo trabajarlo más contemporáneo y más moderno, más con temas que están relacionados actualmente pero siempre respetando esa línea o ese límite de lo esencial que es para nosotros toda la cosmovisión; también me ha servido para hacer activismo para defender los lugares sagrados, como Wirikuta o Chapala y en un futuro creo que lo puedo llevar al arteterapia, mezclando la sicología con el arte wixárika, porque es lo que lo que realmente quiero”, explica.
A veces Xauleme extraña su comunidad en la sierra, sus paisajes, su gente, a su familia, le ha planteado a Ángel la posibilidad de volver, aunque sea por algún tiempo, pero sabe que sería difícil porque la tradición es férrea y las costumbres parecen todavía inamovibles; sin embargo, confía en que eso cambiará en algún tiempo, aunque no le toque verlo y vivirlo.
En tanto, en la ciudad tiene mucho por hacer en todos los frentes de su vida: “Yo siempre he dicho que, a mí, mi orientación no me define porque yo soy una persona, independientemente de mi orientación, de mis gustos sexuales y demás. Es una parte que ejerzo abiertamente, claro, y que mucha gente lo sabe, pero no, no siempre traigo mi bandera gay para decir: ‘¡Ay, soy gay! ¡Mírenme, mírenme!’ No, no, yo no soy así porque prefiero mil veces mostrar lo que soy como persona, como wixárika, de dónde vengo y lo que puedo hacer con mi arte”.