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Chilpancingo.— Es viernes 11 de octubre, es el primer día de Gustavo Alarcón Herrera como alcalde de Chilpancingo. Dice que se siente seguro, pues con el dispositivo de seguridad con el que se mueve por la ciudad —12 soldados de la Guardia Nacional (GN) y ocho agentes de la Policía Estatal— cualquiera se sentiría seguro.
Alarcón Herrera tiene la protección que el alcalde Alejandro Arcos Catalán pidió, pero no llegó, ya que fue asesinado el pasado domingo.
A la 1 de la tarde Alarcón Herrera llega a las instalaciones del ayuntamiento en una camioneta blindada y resguardado por dos patrullas de la GN, después de haber sostenido una reunión con el comandante de la 35 Zona Militar. Entra rápido a su oficina para atender a la prensa. Su primera conferencia en su mandato.
En minutos, convocan a los reporteros a la sala de Cabildo. Ahí, Alarcón Herrera está parado en la puerta, los recibe con un saludo.
Cuando todos están acomodados en el salón, el alcalde entra y se enfila a la cabeza de la larga mesa donde sesiona el Cabildo. Uno de sus asistentes le mueve la silla de la cabecera, que es donde se sienta normalmente el alcalde y que es fácil de distinguir porque es la única que tiene un color distinto a las demás, es verde.
El alcalde rechaza el ofrecimiento y toma la silla que está al lado y señala: “Aquí me voy a sentar, por respeto”. No lo aclaró, pero fue por respeto a Arcos Catalán, el alcalde que fue asesinado y decapitado el pasado 6 de octubre, razón por la que él asumió el cargo.
Este fue el primer día en que Alarcón Herrera pisó el ayuntamiento como alcalde. El jueves, cuando rindió protesta, de inmediato acudió a Casa Guerrero a reunirse con la gobernadora, la morenista Evelyn Salgado Pineda, y por la tarde los dos encabezaron un evento en el encauzamiento del río Huacapa.
La conferencia inicia, asegura que cuenta con el apoyo de la gobernadora, y que le dará continuidad al proyecto de Arcos Catalán. “Todos los programas no son nuevos para mí, los conozco porque los planeamos con Alejandro”.
Comenta que no moverá a ningún funcionario que alcanzó a designar Arcos Catalán.
Luego, le preguntan por el nombramiento del próximo secretario de Seguridad Pública del municipio. La propuesta que tenía Arcos Catalán, el capitán del Ejército, Ulises Hernández Martínez, fue asesinado el 27 de septiembre, tres días antes de que asumiera el cargo.
Alarcón Herrera no se complica, dice que la gobernadora y el gobierno federal lo nombrarán: “Esto lo tengo que precisar, es a ella a la que le corresponde dirigir ese tema, ella aquí vive, aquí tiene sus actividades, tiene a su familia, entonces ella quiere tener la corresponsabilidad”.
A la pregunta de si alguno de los funcionarios que nombró Arcos ha renunciado, respondió que hasta ahora todos son encargados. “Tengo cinco nombramientos, y de ellos, tres son los que están, le vamos a dar seguimiento a todos estos casos, en unos cinco días vamos a estar informando de los nombramientos, el ayuntamiento es muy grande, aunque tenemos que ver primero lo de las comunidades que muchas están tapadas y tenemos que ayudarlas”.
Respecto a si se siente seguro con el dispositivo de seguridad que le asignaron, aseguró: Sí, no hay ningún problema.
Tres días antes de la decapitación de Arcos Catalán, en pleno centro de la ciudad, fue asesinado a balazos el secretario general del ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, quien llevaba tres días en el cargo.
La primera conferencia de prensa de Alarcón Herrera terminó. Su primer día continuaría con reuniones en el ayuntamiento, pero fuera de ahí, los efectos del brutal asesinato de Arcos Catalán siguen presentes.
En la entrada del ayuntamiento sigue el altar que montaron los pobladores, siguen llegando veladoras, flores y carteles. Este viernes se instaló un módulo para recolectar llaves de cerraduras para elaborar una estatua en honor de Arcos Catalán.
Algo que también recuerda el asesinato del alcalde son los incesantes recorridos de los soldados de la Guardia Nacional por el zócalo de la ciudad.