Hermosillo.— Víctima de la violencia y extorsión por parte de grupos criminales, Erlin Homar tuvo que abandonar a su familia y negocio en Tegucigalpa, Honduras, para salvar su vida.

Hace poco más de un año llegó a Sonora con la intención de cruzar hacia Estados Unidos y solicitar.

Utilizó la aplicación móvil , que era operada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) y obtuvo la cita. Sin embargo, le negaron el asilo.

Erlin Homar llegó a Sonora con la
intención de cruzar hacia EU 3 de febrero. Foto: Javier Escobar / EL UNIVERSAL
Erlin Homar llegó a Sonora con la intención de cruzar hacia EU 3 de febrero. Foto: Javier Escobar / EL UNIVERSAL

Entonces, asesorado por un abogado, no sólo volvió a pedir cita mediante la aplicación, sino que también recurrió a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

Erlin Homar tendría su segunda oportunidad el 26 de enero, pero al entrar en vigor la nueva administración del presidente estadounidense Donald Trump, se cerró la aplicación. Esta medida fue tomada por el migrante hondureño con optimismo.

Dijo que tenía dos velas encendidas, pero como definitivamente no puede regresar a su país, cree que en los próximos días México resolverá su situación migratoria y le dará visa humanitaria, de acuerdo con lo que le ha dicho su abogado.

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Por tanto, considera seriamente quedarse a vivir en la capital de Sonora. Desde hace un año permanece en el albergue Vida Plena Corazón Contento, ubicado en la colonia San Luis, en el oriente de Hermosillo. Durante este tiempo se ha dedicado a cooperar con las tareas del albergue y se ha ganado la confianza de las personas responsables del refugio, para estar como encargado durante las mañanas.

Hasta hace pocos días en este lugar permanecían 35 migrantes, pero ahora sólo quedan 24. Se han ido poco a poco, a medida que van consiguiendo dinero para continuar el camino hacia su lugar de origen.

La mayoría son migrantes venezolanos que salen muy temprano a trabajar y regresan al caer la tarde.

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Personas que requieren de trabajadores para limpiar casas, hacer traslados de mudanzas y construcciones, entre otras labores, pasan temprano por el albergue y se los llevan.

Les pagan bien, ya que los migrantes perciben entre 400 y 500 pesos diarios. A algunos les dan de comer en el lugar donde trabajan, aunque a otros no.

“Aquí hay mucho trabajo, desde que vine aquí nunca he parado de trabajar. Hay bastante trabajo aquí en Hermosillo”, contó Homar a este diario.

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Por las tardes y noches trabaja en una pizzería, lo que le permite enviar dinero a su familia, pues de tres hijos que tiene, dos son menores de edad, de nueve y 16 años, que necesitan sustento.

Erlin Homar comentó que le ha ido muy bien en Hermosillo, ya que no ha sufrido por situaciones de inseguridad porque “va a la derecha”, como debe ser, sólo a trabajar.

Sin embargo, reconoció que es una ciudad muy cara y lo único que sí puede disfrutar son viajes largos por 10 pesos en el transporte urbano.

Una ciudad con mucho calor y también demasiado fría, de climas extremos, pero un buen lugar donde quisiera vivir para siempre junto a su familia, admitió.

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