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CUERNAVACA, Mor.-
El güero, dueño del restaurante “La Covacha”, carga con la desesperación y el desánimo por los estragos que comienza a provocar el Covid-19 en Morelos. En solo cinco días la industria restaurantera se desplomó un 40% y el estado apenas tiene la fase uno de la contingencia sanitaria, con dos casos positivos de coronavirus.
“La Covacha”, situada a 100 metros de palacio de gobierno, ilustra la preocupación de los restauranteros en la capital del estado y la evocación de 2008, cuando la industria enfrentó una de sus peores crisis por el fuerte impacto de la influenza.
Erick Gómez-Guerra Jimenez, propietario del restaurante, considera que el pánico que provoca el coronavirus es sobredimensionado por algunos medios de comunicación y, principalmente, los contenidos que suben a redes sociales.
El coronavirus, dice, es un virus que existe, que tiene su peligro, pero su impacto puede ser detenido con las medidas higiénicas adecuadas. La mayoría de los casos llega a personas de la tercera edad, que son las que debieran cuidarse mas, propone.
La situación en La Covacha es similar en los restaurantes La Universal, Los Arcos y Cuernavaca, situados en el corazón de esta ciudad.
Piden apoyo gubernamental
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), en Morelos, Harry Nielsen León informó que algunos establecimientos registraron disminución en sus ventas del 30 al 50 por ciento por la contingencia del coronavirus.
Dijo que después del fin de semana largo, cuando la industria restaurantera registró una gran derrama económica, cayeron las ventas por lo que pidieron a las autoridades mayor difusión para el sector empresarial porque los negocios están abiertos cumpliendo con las medidas de prevención como usar gel antibacterial, cubre bocas y la reducción de hasta el 50 por ciento en el número de mesas para respetar la distancia de un metro entre cada consumidor.
El líder empresarial señaló que la mayor preocupación es que a nivel mundial la pandemia provoque un efecto económico más que un tema de salud, y alarma porque como patrones están obligados a cumplir con el sueldo del trabajador.
Nielsen León planteó como alternativa, en caso de que la situación no mejore, realizar convenios con las líneas de radio taxi para incrementar el servicio de alimentos para llevar y así generar economía.
Por otro lado, el presidente de la Cámara de Comercio en Pequeño (Canacope), José Salgado Patiño, rechazó que exista impacto grave en el pequeño comercio pero existe la posibilidad de que algunos comerciantes cierren sus negocios de manera temporal a fin de prevenir contagios del virus.
No despediremos a nadie
Erick Gómez-Guerra dice que el temor de un mayor daño para la industria restaurantera la comenzó a observar cuando vio las calles vacías y los taxis vacíos. Parado afuera de su negocio vio pasar los taxis sin pasajeros, sin movimiento de circulante y con mesas al 50% por disposición de las autoridades de Protección Civil.
“El escenario es de una crisis fuerte, realmente hay temor de que se pase a otro fase, de que quisieran cerrar los negocios, y aquí hay 10 personas que dependen del restaurante. Los meseros trabajan mas por la propina que por el sueldo. Acá comen todos”, dice Gómez-Guerra.
En este momento el problema más grande que tiene los restauranteros son los trabajadores, así como las rentas que superan los 20 mil pesos y el pago de energía eléctrica con recibos de 7 mil y hasta 20 mil pesos.
El empresario considera que en previsión de la crisis económica el gobierno estatal debiera emitir un decreto para dar apoyos económicos a las empresas que son regulares con sus pagos de impuestos, con el fin de aliviar la carga de los trabajadores.
“No puedo despedir al personal porque de aquí comen. Lo mas que puedo hacer es darles descanso doble. Yo tengo dos hijos y ellos también tiene hijos y tengo que pensar en ellos, pero va a llegar el tiempo en que nos van a ahorcar y no vas a saber ni para dónde irte. Por eso un apoyo de gobierno sería muy importante”, sostiene.