Pinotepa de Don Luis, Oax.— El penacho que llevan sobre la cabeza los Tejorones, una danza tradicional del pueblo Ñuu Savi de Pinotepa de Don Luis, ubicado en la , se elabora a base de cientos de plumas especiales de gallos, uno de los oficios temporales de los lugareños.

A diferencia de otros penachos que usan en distintas danzas en toda la República Mexicana, los que se llevan en la danza de los Tejorones, en la zona indígena de la costa de Oaxaca, están hechos con plumajes de gallos, principalmente de gallo capón.

“Cada año más gente quiere danzar y lucir mejor, así que ahora nos dedicamos por varias semanas a construir penachos que luzcan las plumas durante la fiesta de carnaval”, comenta Roberto Bautista Hernández, artesano de penachos en Pinotepa de Don Luis.

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Se llevan dos días para tejer un penacho, dedicando todo el día, y se ocupa el plumaje de al menos tres o cuatro gallos capón o de pelea. Fotos: de Edwin Hernández
Se llevan dos días para tejer un penacho, dedicando todo el día, y se ocupa el plumaje de al menos tres o cuatro gallos capón o de pelea. Fotos: de Edwin Hernández

Con cinco años en el oficio y 45 de danzante, cuenta que empezó en este oficio por necesidad, primero comenzó a hacer para él y su familia, poco a poco más personas comenzaron a pedirle.

Lo que era un trabajo personal se ha ido convirtiendo en un oficio que pocos conocen. “Los gallos se castran para que sus plumas brillen más, porque no es la misma al de un gallo que pisa las gallinas, su pluma se nota diferente; también se ocupan plumas de gallo de pelea, pero se mira diferente. Las plumas se van seleccionando durante todo el año para que estén listas previo al carnaval”, explica.

Se lleva dos días para tejer un penacho, dedicando todo el día, y ocupan el plumaje de al menos unos tres o cuatro gallos. “Cuando apenas se le está poniendo las plumas, están todos parados, por eso se ponen dos días al sereno y se aplacan, luego al sol para que se sequen, hasta que quede bonito”.

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Se llevan dos días para tejer un penacho, dedicando todo el día, y se ocupa el plumaje de al menos tres o cuatro gallos capón o de pelea. Fotos: de Edwin Hernández
Se llevan dos días para tejer un penacho, dedicando todo el día, y se ocupa el plumaje de al menos tres o cuatro gallos capón o de pelea. Fotos: de Edwin Hernández

El costo del penacho depende del plumaje y del tamaño, aunque su precio se ha incrementado conforme ha ido creciendo la popularidad de la danza de los Tejorones. Puede ir de 3 mil a 5 mil pesos, muchos danzantes de los pueblos vecinos acuden con don Roberto para comprar su penacho, principalmente de Jicayán, San Juan Colorado y otros pueblos cercanos.

Los penachos llegan a durar hasta 10 años si se cuidan, pero si no, sólo aguantan para dos o tres carnavales, explica el artesano.

Entre las actividades de don Roberto está darle mantenimiento a los penachos, dice que este oficio le ayuda a sostener a su familia por unas semanas, aunque es poco tiempo, de enero a marzo. Además, enfatiza que este trabajo le ayuda a fortalecer la identidad de su pueblo a través de las danzas, y estos a su vez requieren su propia indumentaria.

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Entre risas, señala que con tantos encargos, ahora debe empezar a trabajar desde diciembre para que no le agarren las prisas, como ahora que se le juntó el trabajo. Regularmente este oficio dura de enero a marzo, pasando estas fechas deben de concentrarse en otros, como el labrado de la tierra y la siembra del maíz.

Don Roberto es campesino y albañil. “Cuando este trabajito termina hago un poco de albañilería, luego se viene el tiempo de lluvia y se para el trabajo, entonces me dedico al campo. Sembramos maíz porque no podemos decir nada más puro albañilería, ya luego empezamos con la hechura de penachos”.

Agrega que “ahora que ya pasó el carnaval, si tenemos gallitos, vamos a buscar que lo capen, para que el otro año empiece a sacar su pluma”.

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Pinotepa de Don Luis está a una hora del municipio de Pinotepa Nacional y a siete de la capital oaxaqueña, con apenas 6 mil 416 habitantes, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020. La mayoría es hablante de la lengua tu´un savi.

Las familias se dedican mayormente al campo, al telar de cintura y a la artesanía de jícaras. Y recientemente, la hechura del penacho se ha vuelto un oficio temporal.

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