Mérida.— La Santa Iglesia Catedral de San Ildefonso en , Yucatán, es la segunda más antigua de América Latina y en ella yace una historia centenaria, íntimamente vinculada a la capital del estado, lo que la hace un orgullo yucateco.

Se cree que bajo sus cimientos puede estar sepultado El Mozo, fundador de la ciudad de Mérida, y no en el desaparecido Convento Grande de San Francisco de Mérida. La teoría sobre su sepultura se desprende del hallazgo de un plano de la construcción de la iglesia que data del año 1574. Muchos creen firmemente en esa teoría, sobre todo porque hay la certeza de que su esposa, Andrea del Castillo, fue sepultada ahí en una cripta familiar.

La catedral fungió durante muchos años como un centro ceremonial y fúnebre en donde fueron enterrados personajes como Francisco Bates, de los San Juanistas, fundador del primer periódico en la península y uno de los precursores de la independencia de Yucatán; el filántropo Leandro Ayala, y el impresor José Dolores Rendón, quien instaló el primer taller de imprenta y litografía en Yucatán, entre otros.

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Además, ha sido escenario histórico de visitas como la de la emperatriz Carlota, a mediados del siglo XIX o de la esposa de Porfirio Díaz, Carmen Romero Rubio, cuenta a EL UNIVERSAL el historiador de arte sacro y colaborador de la Arquidiócesis de Yucatán, Ángel Gutiérrez Romero.

En entrevista, precisa que el antecedente sobre la fundación de esta iglesia fue cuando los conquistadores escogieron la manzana oriente de lo que hoy es la plaza principal de Mérida para levantar este edificio religioso que, hasta hace unos años, fue el más importante y el más alto de la capital del estado. Actualmente la Catedral de Mérida es la sede principal de la Arquidiócesis de Yucatán.

Un estilo arquitectónico único

El historiador de arte sacro destaca que la Catedral de Mérida es diferente a otras iglesias de las grandes capitales mexicanas.

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Su estructura y construcción datan del año 1562, cuando fue mandada a edificar por el rey Felipe II tras la autorización del papa Pío IV, después de la fundación de la ciudad de Mérida sobre la antigua ciudad conocida como T’Hó, en 1542, durante la conquista de Yucatán.

La construcción del recinto fue encargada a Pedro de Aulestia, y completada por Juan Miguel de Agüero y su colaborador Gregorio de la Torre, en 1598, es decir, 36 años después.

Tiene un exterior austero de cinco grandes cuerpos y lienzos de muro, y un arco triunfal en la parte superior con un escudo principal de la catedral.

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Presenta dos torres que alcanzan los 43.5 metros de altura, comenta Gutiérrez Romero, quien detalla que el edificio tiene un espacio rectangular de 67 metros y una bóveda de 22 metros de altura. La cúpula central en el interior mide 33 metros de altura, y está adornada con arcos botareles.

La catedral asimila en sí varios estilos. Su fachada es renacentista, pero su interior tiene tanto elementos góticos como casetón, los que tienen por objeto aligerar el peso de las bóvedas. Sus torres tienen un estilo morisco.

El interior de la iglesia recuerda mucho al herreriano, muy semejante al de la capilla de San Lorenzo, en El Escorial, España. El pórtico de la Puerta del Perdón es neoclásico.

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El coro fue construido posteriormente por el arquitecto Manuel de Arrigunaga y Gutiérrez en el siglo XIX y no guarda relación arquitectónica con el resto del edificio.

Anteriormente, la Catedral de Mérida tenía cinco capillas, pero tras los saqueos efectuados en 1915 por los revolucionarios, comandados por Salvador Alvarado, se decidió demoler las dos capillas del lado sur: las capillas de San José y la del Rosario, donde después se construyó una zona peatonal conocida como el Pasaje de la Revolución, formado por arcos y un techo de armazón metálico y de cristal.

Ahora sólo mantiene tres capillas en su lado norte: la capilla del Bautisterio, la capilla del Sagrario y la capilla del Cristo de las Ampollas, donde se halla una réplica de la imagen original, desaparecida en 1915.

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Además, la Santa Iglesia Catedral de Mérida de San Ildefonso tuvo por mucho tiempo un reloj monumental construido en Londres en 1731 que funcionó hasta 1871, cuando, debido a la construcción del reloj municipal en la torre del Ayuntamiento de Mérida, y dado que las campanas se escuchaban a destiempo, se decidió retirar.

Un descubrimiento

Ya en el siglo XVI se consignaba que “los indios acudían voluntariamente a los oficios únicamente en la capilla abierta de Dzibilchaltún, [zona maya cercana a Mérida] y a la Catedral de Mérida”.

El arqueólogo Víctor Segovia relató: “Una mañana, observando detenidamente las torres de la catedral, ahí estaba la causa; me di cuenta de que, en el segundo cuerpo de las torres, había dos serpientes emplumadas enroscadas a ellas y varias escamas de su Dios Kukulkán.

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“¡Claro, ellos entraban ahí a rendir culto a su propio Dios!”.

La construcción de la Santa Iglesia Catedral tardó 36 años y se cree que se debió a la situación económica de la península en aquella época.

Y es que el edificio tuvo un costo total de 240 mil pesos, cantidad inmensa para esos tiempos. Lo cierto es que, para la ciudad de Mérida y, en general para Yucatán, es un edificio emblemático y un orgullo local que comenzó su construcción hace 463 años.

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