Torreón.— A un año de la tragedia en el Colegio Cervantes de Torreón, donde un alumno de sexto de primaria mató a una maestra y después se suicidó, el fiscal general de Coahuila, Gerardo Márquez, informó que el abuelo del niño, quien había sido detenido y acusado del delito de homicidio doloso por comisión por omisión, quedó en libertad condicional.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el fiscal precisó que fue el pasado 2 de octubre cuando se llevó a cabo una audiencia, donde se determinó que, en efecto, existía el homicidio por comisión por omisión, pero que no existía dolo, es decir, se satisfizo las exigencias del homicidio culposo, y no se acreditó que existiera la intención. “Se convirtió en culposo y así se resolvió”, comentó Márquez.
Para el fiscal de Coahuila era claro que existía responsabilidad del abuelo, pero la disyuntiva era si fue con intención, de que por ese conducto el menor causara un daño, o si había una omisión de cuidado, que fue como finalmente se resolvió.
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Los hechos ocurrieron el 10 de enero de 2020, cuando el alumno José Ángel, de 11 años, entró al colegio con dos armas —una calibre .25 y otra .40—, se cambió de ropa en el baño y mató a la maestra María Assaf Medina, hirió a cinco alumnos y un profesor, y después se quitó la vida.
El 19 de enero se vinculó a proceso al abuelo del menor, también de nombre José Ángel, pues se supo que el niño vivía con sus abuelos paternos en un entorno violento: en la casa encontraron al menos 20 armas, juguetes y videojuegos bélicos, así como pistolas de aire comprimido.
El niño había perdido a su madre años atrás, su padre había sido arrestado y encarcelado en Estados Unidos por tráfico de metanfetaminas y a la abuela materna la habían asesinado.
La libertad condicional, detalló el fiscal, se dictó por cuatro años, en los que el abuelo tendrá que residir en Torreón, no tener acceso a armas de fuego ni posesión ni portación, así como no acercarse a los domicilios de las víctimas. Después, quedaría cumplida la sanción.
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El funcionario aclaró que no existen acusaciones contra la abuela ni el padre del niño, pues el deber y responsabilidad jurídica era del abuelo. Añadió que tampoco existe denuncia por el delito de posesión de armas exclusivas del Ejército.
Márquez Guevara explicó que la figura de comisión por omisión es complicada en la ley, pues pese a que la persona no haya desplegado una conducta materialmente, tiene una responsabilidad por haber omitido poner condiciones de prevención, en este caso, para que el menor no tuviera acceso a las armas.
“Es una figura poco utilizada. Sí hay responsabilidad del abuelo en haber omitido. En este juicio se probó que fue una falta de cuidado, de prevención la que se dio en la persona del abuelo del menor”, comentó.
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Dijo que pusieron énfasis en llevar a la justicia un tema de esta naturaleza porque opinó que son temas que siempre han sido soslayados o ignorados por la autoridad y la sociedad.
El funcionario indicó que a las víctimas de lesiones (cinco alumnos y un profesor que fueron heridos) les quedan a salvo los derechos para la presentación de una denuncia. “Nos acercamos con ellos y, en cuanto materialicen la querella, se llamará de nuevo al imputado”, añadió Gerardo Márquez.
Repercusiones
Sobre la muerte de la maestra, mencionó que también se impuso una indemnización conforme a la ley, aunque no dio detalles. La maestra que perdió la vida, María Assaf Medina, era docente de la materia de inglés. Era su primer ciclo escolar en el Colegio Cervantes.
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Días después fue despedida ante decenas de familiares y exalumnos que la recordaron como una persona muy alegre, siempre con una sonrisa. Varios padres de familia, así como el director del colegio no dudaron en calificarla como una heroína que logró salvar vidas.
Días después de los hechos, la Secretaría de Educación de Coahuila aplicó de forma obligatoria el operativo Mochila Segura en más de 5 mil 200 escuelas públicas y privadas de educación básica de la entidad.
El operativo prácticamente tuvo la anuencia generalizada de la sociedad lagunera. Siete días después del tiroteo, el Colegio Cervantes regresó a clases en medio de un clima de nerviosismo, además de que se instalaron arcos metálicos a la entrada y se aplicó el operativo antes mencionado, el cual previamente los padres habían rechazado.