Reynosa.— La palabra mastectomía radical no es fácil de digerir, sobre todo porque el cáncer casi siempre es sinónimo de muerte, asegura Odeth Ortiz Melhem, quien en 2011 fue diagnosticada con esta enfermedad, que convirtió su vida en un tornado.

“Ese año sufrí la mutilación del seno derecho. Para una mujer es quizá la peor noticia que puedes recibir, porque es una parte de tu cuerpo que te hace sentir femenina, poderosa, sensual y, sobre todo, que ha servido para amamantar y dar vida a nuestros hijos”, dice.

Añade que la parte más difícil en un diagnóstico de cáncer no es la médica, económica o de seguridad social, sino la emocional y sicológica. “Cuando perdí mi seno fue una etapa de duelo, de mucho dolor, porque nunca estás preparada para recibir un diagnóstico de una enfermedad que no tiene cura. Yo me encomendé a Dios porque tenía dos hijos adolescentes y además quería vivir”.

Educáncer. Odeth asegura que sobrevivir la llevó a pensar en mujeres que no cuentan con recursos económicos para un tratamiento de cáncer, sobre todo en aquellas que necesitan apoyo moral.

Fue entonces cuando creó Educáncer: “Una fundación no lucrativa que ofrece una oportunidad de detección temprana, apoyo adecuado y de calidad al paciente oncológico, así como la igualdad en el acceso a los tratamientos, sin diferencias entre centros de salud ni comunidades autónomas y sin que la dispensación de éstos se vea coartada por motivos económicos”.

Indicó que además se fomenta la protección laboral y la flexibilidad horaria en las empresas, con el fin de facilitar a los afectados el cumplimiento de los tratamientos y la asistencia a citas médicas.

Comenta que, en conjunto con la empresa Tecnodilincer, crearon una prótesis a bajo costo en proceso de registro. En su caso, explica, la prótesis tuvo un costo de 4 mil dólares, cantidad que, afirma, es inaccesible para muchas mujeres, situación que detonó su preocupación por la fabricación de productos más económicos, pero de igual calidad: “Es lo más parecido al seno y se hizo en tercera dimensión.  Son prótesis que se requieren para que todas las personas puedan tener una mejor calidad de vida”.

Odeth dice que a Educáncer acuden mujeres que han pasado por una mastectomía y quienes sustituyen el seno con calcetines llenos de esponja, algodón o alpiste.

“Tienen que cambiar a diario estos calcetines porque la sudoración deja olores, va haciendo rozaduras.  Con esta prótesis vamos a evitar eso a un costo de recuperación mínimo. Cada año es nuestra intención hacer un donativo a todas esas mujeres vulnerables que no cuentan con recursos, porque la enfermedad de cáncer es la más cara”.

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