Zacatecas.— En medio de la sequía que ha impactado a 89% del territorio de Zacatecas y una crisis hídrica que casi ha secado a las 13 presas más grandes de la entidad, un grupo de investigadores, promotores ambientales y la sociedad civil buscan salvar varias especies de animales silvestres que están en peligro de extinción en la zona del semidesierto con planes de manejo emergentes aplicados en al menos cinco comunidades.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el investigador universitario Manuel Macías Patiño, también integrante de la asociación Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (Endesu), quien se caracteriza por ser un férreo protector de las especies silvestres como el águila real, perrito de las praderas, oso negro y guajolote silvestre, aclara que “el desierto zacatecano está deshidratado, agonizante y en una severa crisis por los impactos del cambio climático”.
Explica que, si bien como investigador hace más de 20 años que ha dado seguimiento a varias especies en peligro de extinción, desde hace más de cuatro años, a través de la organización Endesu, en conjunto con los pobladores, han podido medir resultados con los planes de manejo y suplementación aplicados en aproximadamente 20 mil hectáreas de esa región semidesértica. De no haberlo hecho —reconoce—, seguramente dichas especies ya se hubieran extinguido, porque también hay otras especies asociadas que han registrado mortandad como conejos, liebres, serpientes, junto con una diversidad de aves y pastizales.
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Un ejemplo es que antes de la sequía se tenía monitoreada una población de 4 mil perritos de la pradera (Cynomys mexicanus), pero conforme se fue recrudeciendo la sequía, estos roedores silvestres fueron muriendo, al grado de desaparecer dos de las cinco colonias en los municipios de El Salvador y Concepción del Oro. El año pasado se contabilizaron sólo 800 ejemplares.
Se movilizaron para obtener financiamientos nacionales y de la iniciativa privada que permitió aplicar programas de suplementación intensiva, junto con los pobladores, a quienes se les capacita y se les pagan jornales para el rescate y cuidados del perrito, eso permitió que en promedio tuvieran cinco crías, ahora se estima que hay 2 mil ejemplares.
Sin embargo, el trabajo que realiza este equipo de la sociedad civil organizada apenas representa 10% de toda la superficie total de riesgo, ya que el pasado 11 de enero la Secretaría de Gobernación publicó el decreto que declara formalmente que el Área Natural Protegida (ANP) del semidesierto zacatecano es de 223 mil 796 hectáreas, ubicadas en los municipios de Mazapil, Concepción del Oro y El Salvador.
En ese decreto se reconoce que esta superficie alberga 709 especies nativas, de las cuales 149 son endémicas de México y 48 están enlistadas con alguna categoría de riesgo dentro de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, donde se confirma que el águila real, el gorrión de Worthen, el oso negro, el murciélago magueyero mayor y el perrito de las praderas mexicano son especies en peligro de extinción.
Otras especies amenazadas son el berrendo mexicano, sapo verde, la lagartija escamosa de mezquite, la víbora de cascabel de diamantes, la cascabel verde, el gavilán de Cooper, el aguililla pecho rojo, el aguililla de Swainson, la culebra encapuchada mexicana, el chorlo llanero, la zorra del desierto, el tlalcoyote y el murciélago ratón de cabeza plana.
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Pese a este decreto que admite la grave situación, el investigador reconoce que no ha visto acciones concretas de ninguno de los tres órdenes de gobierno para proteger a las especies, por ello, los especialistas que se dedican a conservar, restaurar y promover el uso sustentable de los recursos naturales en varias partes del país, han aplicado acciones concretas en el semidesierto zacatecano y pugnan por que se les permita abarcar más superficie para aplicar sus proyectos sustentables.
El águila real y la crisis ambiental
Manuel Macías explica que la baja supervivencia del águila real es también un termómetro de la crisis ambiental y la afectación de los ecosistemas de la vida silvestre, ya que la sequía ha impactado su principal alimento que son las especies de lagomorfos (liebres, conejos, tlacuaches, ardillas y otros roedores silvestres).
Se estima que Zacatecas es el segundo estado con mayor población de águila real en el país con aproximadamente 37 parejas que se encuentran en unos 14 municipios, en varias regiones como Monte Escobedo, Valparaíso, Genaro Codina, Mazapil, Tepetongo y Fresnillo.
El especialista refiere la importancia de proteger las anidaciones de esta especie en peligro de extinción, porque eso también obliga a la conservación de otras especies que existen en su hábitat que forman parte de la cadena alimenticia.
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Algo preocupante fue que el año pasado se registró una mortandad de liebres y conejos por la fiebre hemorrágica: “En las regiones que monitoreamos vimos que desaparecieron, afortunadamente, creemos que con los programas de suplementación para los perritos de las praderas ayudó a estas especies y este año ya vimos nuevamente conejitos”.
Además, han trabajado en la recolección y siembra de semillas nativas de pastizales, porque es muy importante rescatar la flora silvestre para el hábitat de muchas especies.
Presas vacías
De acuerdo con el último reporte de mayo del Monitor de Sequía de México, Zacatecas registra 89% de sus 58 municipios con algún grado de sequía, 37 de ellos tienen sequía moderada, nueve sequía severa y seis sequía extrema.
Respecto a las 13 presas más grandes que hay en la entidad y que monitorea la Comisión Nacional del Agua (Conagua), lo alarmante es que, en el más reciente reporte, la suma promedio es que están a 27% de su capacidad de almacenamiento.
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Las presas más afectadas están ubicadas en el municipio de Fresnillo, ya que la presa Santa Rosa que tiene una capacidad de 10.4 millones de metros cúbicos, en la actualidad está a 6% de almacenamiento. Mientras que la presa Leobardo Reynoso, que tiene una capacidad de 95.7 millones de metros cúbicos, sólo está con un llenado de 14%.
Otra situación preocupante es la presa El Chique, ubicada en el municipio de Tabasco, considerada la más grande de la entidad con una capacidad para almacenar 138.9 millones de metros cúbicos, pero su llenado está a 41% de su capacidad. En un comparativo con el agua captada del año pasado, significa que hay un déficit de 32 millones de metros cúbicos.
En esa misma situación están las pequeñas presas y bordos que están secos en el territorio zacatecano.