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Tula.— El centro y las zonas bajas de esta localidad se convirtieron en una “ciudad fantasma” tras la evacuación de emergencia por la alerta de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sobre la nueva creciente del río Tula.
El Ejército, la Guardia Nacional y policía estatal y municipal realizaron recorridos para pedir a la población que abandonara los inmuebles y se pusiera fuera de peligro.
“Público en general, existe el riesgo del desbordamiento del río Tula, por favor, procedan a evacuar el área, procedan a evacuar el área”, se escuchó en el perifoneo.
Una de las familias que dejó el lugar con ayuda de amigos fue la del señor Benjamín Jesús Colín Gutiérrez, que, para colmo de males, perdió su vivienda por la inundación del martes.
Él, su esposa, sus dos hijos y el perro eran hospedados por un amigo, quien vive en la zona de riesgo, por lo que optaron por irse con otro amigo para resguardarse en una vivienda en la parte alta de Tula.
“En los 12 años que llevamos viviendo aquí nunca había sucedido nada parecido. Había visto escenas así en la televisión, pero nunca me imaginé vivirlo en carne propia”, afirmó a bordo de la camioneta pick up que los llevaría a su nueva morada.
Otra familia de origen humilde, que también tiene su vivienda en las márgenes del río, frente al Palacio Municipal, permanecía sentada en la banqueta con la esperanza de poder regresar a su casa o ser trasladada a algún albergue.
Jesús, el padre de familia, junto con su esposa, su hija de cuatro años y su cuñada, sólo pudo sacar de su casa alguna ropa y papeles.
“Estamos esperando noticias del río Tula, para saber si sí está subiendo o está disminuyendo. Hace un ratito yo fui y me asomé, y yo veo que va disminuyendo la cantidad del río, aunque el Ejército nos pidió de favor que saliéramos de nuestra casa”, sentenció don Jesús, un tanto incrédulo.