Ciudad Juárez.— A unos días de que puedan iniciar las deportaciones anunciadas por el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, los encargados de albergues de migrantes en esta frontera dicen que no han tenido acercamiento con las autoridades estatales ni federales, ni han sido tomados en cuenta para una coordinación en caso de que deban recibir a los deportados.
Señalan que se están preparando con recursos propios para ampliar su capacidad y contar con insumos para operar, aunque también necesitan ayuda y donaciones.
Francisco Javier Bueno, titular de la Casa del Migrante, y Juan Fierro García, quien encabeza el albergue El Buen Samaritano, coinciden en que lo que más les preocupa es conseguir alimentos e insumos básicos. “Tenemos la necesidad de alimentos, porque nuestra capacidad es de 180 personas, pero por cuestión de alimento no podemos recibir a más de 50, porque nos falta para darles atención digna”, explica Fierro García a EL UNIVERSAL.
Advierte que en caso de que se concrete una deportación masiva, no podrían recibir a la gente si no tienen alimentos suficientes.
En ese albergue, donde recibe mayormente a familias, hace falta huevo, harina, cereales, papas, chile, tomate, cebolla, azúcar, aceite y leche, así como avena, lenteja y frijol.
“Estaríamos viendo la posibilidad de recibir deportados, aunque su periodo de estancia en el albergue sea más corta que los que vienen a un proceso migratorio. Sólo en lo que ellos [los deportados] puedan tomar la decisión de quedarse en Juárez o seguir su camino”, detalla en la entrevista.
Advierte que en el caso de las familias, podrían darles estancia humanitaria desde un mes hasta tres meses, de ser necesario.
“Sabemos ya la postura de Donald Trump. Creemos que si se da la deportación masiva de la que se habla, sólo serán connacionales y no extranjeros.
“Nosotros estamos preparados para recibir a quien lo necesite, para recibir de acuerdo a nuestra necesidad y capacidad que podamos tener hasta el momento, porque las autoridades hasta ahorita no nos han dado un apoyo fuerte, que pudiéramos decir que podemos llenar el albergue con hasta 180 personas”, señala Fierro García.
En la Casa del Migrante la situación es similar. “Estamos necesitando del apoyo para poder brindarles la atención necesaria, sobre todo con cuestiones de alimento”, dice Francisco Javier Bueno.
Además del apoyo humanitario, llama a la población en esta región a mantenerse en oración, pues habrá que esperar para tener un panorama más claro de lo que pueda ocurrir con la situación de los migrantes en los próximos días.
“Que nos podamos unir como comunidad binacional ante todos nuestros hermanos que puedan necesitar de nuestra ayuda”, expresa Francisco Javier Bueno.
Hasta el 14 de enero, en la Casa del Migrante había 115 personas que, en su mayoría, esperan la fecha de su cita en la aplicación CBP One.
Además, hay decenas de migrantes que están de paso y llegan al comedor Ministerio para Migrantes de la Catedral de Ciudad Juárez, ubicada en el centro de esta metrópoli, donde se les proporciona comida gratuita.
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Preocupa situación legal
En Reynosa, Tamaulipas, Héctor Silva, director del albergue Senda de Vida, teme que las deportaciones generen problemas sociales y de inseguridad en las fronteras, puesto que se presume que los retornos iniciarán con migrantes que hayan cometido delitos en Estados Unidos.
Silva plantea como una necesidad que el Instituto Nacional de Migración (INM), además de recibir a los migrantes en los cruces internacionales, lleve una bitácora de los delitos que cometieron en Estados Unidos para que lo hagan saber a las autoridades mexicanas y a los albergues donde busquen refugio.
“Estamos preocupados por su condición legal porque seguramente muchos de ellos estarán buscando asilo en los refugios y eso pone en riesgo no sólo a quienes se encuentran albergados sino también a los ciudadanos en general”, advierte Héctor Silva.