Aguascalientes.— Por una guerra de cárteles en los límites con Zacatecas y Jalisco, Aguascalientes, gobernado por Martín Orozco (PAN), registra escenarios violentos semejantes a los que padeció hace una década, un repunte de homicidios y el desafío de grupos criminales que pretenden el control del territorio como punto clave para el trasiego de drogas.
La ola de violencia en poblados zacatecanos en noviembre pasado sembró terror en los municipios de Cosío, Tepezalá, Asientos y El Llano (pegados a esa entidad) hasta propiciar un “toque de queda de facto” en uno de ellos.
“Tras el movimiento de grupos delictivos en esa región, pocas personas transitan por las calles y plaza principal a cualquier hora del día. La gente se mete temprano a sus domicilios, previendo eso”, comentó el edil.
El 14 de noviembre pasado se expandió el miedo entre los pobladores por el hallazgo de tres cadáveres a un costado de la carretera federal 25, en la comunidad de Crisóstomos, que más adelante fueron identificados como Rafael Hernández López, director de la policía municipal de Loreto, Zacatecas, y dos oficiales a su cargo: Ernesto Ríos Castañeda y Francisco Javier Rodríguez Vázquez.
El analista en Seguridad Pública, José Luis Eloy Morales Brand, director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), explicó que el incremento de la violencia y los enfrentamientos de grupos criminales en las entidades vecinas es por la ruta y algunos puntos de venta y tráfico de drogas.
Aguascalientes es un punto estratégico de pase, no sólo para el transporte de mercancías y de personas, sino también de narcóticos de los puertos del Pacífico al norte. “Este es un estado geográficamente muy bien ubicado, por corresponder a las rutas más importantes para el tráfico terrestre de drogas”.
David Saucedo, consultor en temas de seguridad, explicó que desde hace años las tropas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se lanzaron a la conquista de estados como Michoacán, Veracruz, Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, Oaxaca, Chiapas y la ciudad de Tijuana, con el objeto de incrementar su capacidad de distribución de drogas ilícitas para tener vía libre desde los puertos de Lázaro Cárdenas, Nuevo Vallarta y Manzanillo, donde llegan los cargamentos de fentanilo.
“El CJNG no puede pasar por el lado de Sinaloa —por el golfo de California—, porque esa es zona del Chapo; entonces, su punto de frontera y cruce es el centro del país. La otra opción es la del golfo o pasar por Tamaulipas y Veracruz”, explicó el especialista.
“En Aguascalientes quien tiene el control real es Jalisco; Aguascalientes es de Jalisco, pero si Sinaloa recibe refuerzos desde Zacatecas, entonces vamos a tener a dos cárteles muy poderosos peleando por el estado”, alertó.
Baja en homicidios
Aguascalientes todavía se coloca entre los primeros tres estados con los indicadores más bajos en víctimas asesinadas, junto con Yucatán y Baja California Sur, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
En 2020 se documentaron 81 víctimas por homicidios dolosos y tres por feminicidio en el estado. De enero a octubre de 2021 se han presentado 73 homicidios dolosos y ocho feminicidios.
Desde el llamado “Jueves Negro” el 15 de febrero de 2007, cuando un comando atacó a balazos y asesinó a cuatro policías en el bulevar Juan Pablo II, al sur de Aguascalientes, no se tenían eventos de alto impacto de esa naturaleza, hasta hace poco con la localización de los tres cuerpos de elementos policiales en Asientos, quienes presuntamente fueron asesinados en Loreto y arrojados en los primeros 600 metros del acceso a Aguascalientes.
En 2010 el estado registró la cifra más alta de homicidios dolosos de este siglo, con 74 casos, cifra que fue bajando hasta llegar a 37 en 2016.
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