Acapulco.— Son las 10 de la noche del sábado, la Costera Miguel Alemán luce llena, pero no repleta como en otros tiempos. Sus banquetas están invadidas por mesas de taquerías.
A esa hora casi todas están llenas. Ofrecen sobre todo tacos al pastor.
Las taquerías son parte de la nueva fisonomía de la Costera Miguel Alemán, el principal corredor turístico de Acapulco. A ese cambio se le suman decenas de tiendas de conveniencia como Oxxo o Circle-K, pero también farmacias y muchos locales vacíos con letreros de “Se renta”. Además, hay locales abandonados, unos por el tiempo lucen deteriorados, en ruinas, y otros no han podido ser rehabilitados desde el huracán Otis, que arrasó en octubre de 2023.
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Las tiendas de conveniencia han invadido la costera, hay tramos en que hay una tras otra, o una frente a la otra. Estas tiendas son los principales centros de abasto de muchos de los turistas.
Desde hace décadas, más de 80% de los turistas que recibe Acapulco provienen del centro del país, sobre todo de la Ciudad de México y el Estado de México.
Acapulco lo ha asimilado, se ha adaptado a esa demanda, ante la pérdida del turismo extranjero y la violencia que se vive en el puerto.
Ya no hay centros nocturnos, noches de cabaret, ahora muchos bares y discotecas se han convertido en neverías, tiendas de abarrotes o incluso en salones de fiestas.
Ya no está la discoteca Alebrije, que en 2013 apagó las luces, ni el restaurante El Olvido, ni Pretra, ni la cadena California, ni Disco Beach, ni One Dólar. Tampoco están el Coyuca 2000, El Colonial, Acapulco mi amor, Primos.
En Acapulco ya cerró el Shotover jet, el Mágico Mundo Marino, la plaza de toros que algún día vio al rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza, no hay más show de esquí. Cerró el Jai alai.
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También han cerrado restaurantes tradicionales como Los Metates y El Fogón, que no resistieron los daños del huracán Otis.
Hay bares cerrados, como La Norteña, por la violencia: la Fiscalía General del Estado les colocó sellos de clausura tras el asesinato de un hombre en el lugar. El restaurante La Cabaña, ubicado en la zona tradicional de Caleta, fue quemado completamente hace casi un año.
En el pasado, la Costera contaba con una amplia oferta restaurantera. Ahora los puestos de garnachas, quesadillas, tacos y puntos de venta de cerveza están ganando terreno.
Lo que también ha ido ganando terreno es el descuido de Acapulco, es una ciudad caótica.
“No está en crisis”
Del 15 al 18 de mayo en Acapulco se realizó la edición 25 del festival Acamoto. El saldo fue letal: ocho personas muertas (una de ellas una mujer atropellada por un motociclista), 30 lesionadas, 45 detenidas, 120 motocicletas aseguradas, algunas con reporte de robo. Esos días se recolectaron unas 300 toneladas de basura, según reportó la Secretaría de Protección Civil de Guerrero.
Según el gobierno municipal en esos días llegaron al puerto unos 10 mil motociclistas; sin embargo, eso no significó una gran derrama económica.
De esos 10 mil visitantes muy pocos fueron a un restaurante o a un bar; compraron sus cervezas en tiendas de conveniencia. Tampoco se hospedaron en un hotel, muchos durmieron en las playas.
El presidente de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, José Luis Smithers Jiménez, consideró que el puerto está muy por encima de eventos como ese.
“Acapulco no necesita de esos eventos que traen destrucción, que traen promiscuidad, que traen desmanes”, dice Smithers Jiménez.
¿Usted piensa que el Acamoto ya no debe realizarse o realizarse de otra manera?, se le preguntó.
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“Es triste que pienses que Acapulco está en crisis y que por eso entonces vamos a recibir cualquier mierda que venga porque estamos en crisis, por supuesto que no. Acapulco no está en crisis. En Acapulco tuvimos problemas y estamos trabajando todos honorablemente, hace muchísimo tiempo, esperando tener resultados adecuados. También, con todas las promociones que estamos haciendo, y con todo y todo y con toda la gente que está viniendo a ver que Acapulco está en pie y está mejor que nunca”, aseguró.
Todos sabemos que en Acapulco el tipo de turismo ha bajado, ya no es el Acapulco del esplendor, se le insistió.
“Sí, claro, pero ustedes nos tienen que apoyar, tenemos que hablar bien del camello. Tenemos que decir que Acapulco está bien, porque en Acapulco nos estamos rompiendo la madre todos los empresarios para dejar a Acapulco bonito con el gobierno federal y el estatal. Sí hay violencia, pero hay violencia como en Guanajuato, en Sinaloa, en la Ciudad de México. Ya ves lo que pasó en la Ciudad de México, mataron a la secretaria particular de la jefa de Gobierno, ¡imagínese!
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“El que piense que Acamoto es la solución es un estúpido. Acamoto viene un fin de semana al año y eso no nos interesa. Hay más productos, ahorita, ya hay una convención en el Mundo Imperial de una empresa. Tenemos a los petroleros viniendo en junio. Este fin de semana estamos con 70% de ocupación sin Acamoto, sin desmadres, sin sexo, sin droga, sin muertos”.
Un golpe desde la pandemia
La adaptación que ha hecho Acapulco para conservar a los turistas de la Ciudad de México y el Estado de México ha impactado directamente en el sector restaurantero.
Enrique Castro Soto es el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Guerrero, con sede en Acapulco.
Reconoce que el cambio de la fisonomía del principal corredor turístico, con taquerías, tiendas de conveniencia y farmacias, ha pegado a los restaurantes que luchan por recuperarse desde la pandemia.
“Los restaurantes que han venido sufriendo los embates, no solamente de los dos fenómenos naturales que hemos sufrido, sino desde la pandemia que fue un golpe muy duro, particularmente para la industria restaurantera. Todavía en este momento no hemos llegado a la recuperación”, explica.
¿Cuántos turistas comen en un restaurante?
“Lo que sucede es que Acapulco está abaratando su oferta turística. Y eso hace que los turistas que llegan al puerto sean de un menor poder adquisitivo. Y bueno, son muchos los factores, desde el comercio informal en las playas, en los accesos a ellas.
“Hoy, en la zona de Costera, en el Acapulco tradicional, abundan las taquerías y aquellos restaurantes para turistas de bajo nivel adquisitivo, y eso ha pegado mucho.
“Ocho de cada nueve unidades de venta de alimentos en Acapulco son informales, no pagan impuestos. No pagan servicios, derechos al municipio. Entonces, evidentemente que esto les hace abaratar sus costos. Eso es una competencia para nosotros, pero también es una mala imagen para el puerto, porque hace que vengan menos turistas”.
¿Cómo le han hecho para mantenerse en el negocio?
“Tratamos de mantener nuestros precios, de mantener esa diferencia en cuanto al servicio, a la calidad, a la higiene. Tratamos de hacer mucho énfasis en los consumidores de eso. Evidentemente, no podemos incrementar tanto nuestros precios, cuando hay muchas opciones restauranteras y por otro lado también tenemos la competencia del comercio informal.
¿Cuánta ganancia le genera al restaurantero este tipo de turista?
“Es muy variado. Por ejemplo, con nosotros están afiliados Los Tarasco, Las Delicias (taquerías) y a ellos les va muy bien, pero hay otros miembros que no tanto”, respondió, pero nadie da cifras claras.
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El programa de recuperación
Entre empresarios turísticos hay una expectativa alta sobre el programa de recuperación Acapulco se Transforma Contigo, que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con una inversión de 8 mil millones de pesos.
El programa consiste en que la Federación administrará toda la zona costera de Acapulco, que va de Pie de la Cuesta hasta Barra Vieja, además de todos sus servicios. Hasta el momento sólo se ha anunciado el Mari-bus, que conectará el centro con el oriente a través del mar.
Castro Soto dice que esta inversión podría ayudar mucho a Acapulco porque aunque se ha abaratado están surgiendo nuevos restaurantes de alta gama con nuevas propuestas gastronómicas, pero para que funcionen se requiere de la intervención de los gobiernos.
“Hay inversiones importantes en la zona de la Escénica, pero debe haber las condiciones, el gobierno debe tener limpia e iluminada esa zona, que no haya ambulantes, porque eso evidentemente va demeritando el nivel de inversión”, explica.