Saltillo.- A sus seis años, Valeria Valentina Riojas Gutiérrez vivió un momento hermoso que, sin duda, será inolvidable para ella y su familia, cuando después de su graduación del kínder “Evaristo Pérez Arreola ” fue a “dar la vuelta a la manzana” en una caravana vehicular y decía adiós con sus manitas a familiares, amigos, vecinos y conocidos abordo del viejo triciclo de su abuelo .
El triciclo, adornado con globos y flores de todos colores que colocaron las mismas maestras, era el segundo de la fila de carros y camionetas y el que, sin duda, más llamó la atención en la colonia del mismo nombre del plantel.
“Imagínese usted mi nietecita en triciclo en medio de tanto vehículo, y algunos verdaderos carrazos, eran como 30”, dijo a EL UNIVERSAL Guadalupe Riojas, abuelito de la niña, sonriente y muy feliz por el hecho que fue todo un acontecimiento y trascendió a la opinión pública gracias a la publicación en redes sociales de una cibernauta.
A través de su cuenta de Facebook, la ususaria Tania Coronel compartió fotos y escribió sobre el lindo detalle que creyó había provenido del padre de la menor.
“No suelo subir este tipo de cosas. Pero hoy fue la excepción. Es realmente hermoso ver que tan lindo y grande puede ser el amor de padre hacia un hijo. Así que, valoren a sus padres y trátenlos con cariño, tal vez no sean perfectos, pero los aman y lo único que desean es que ustedes sean capaces de salir adelante en esta vida y triunfar como hombres y mujeres de bien”.
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La publicación se viralizó y causó admiración e infinidad de mensajes en la red social: "Preciosa imagen.. habla más que mil palabras", "Genial papá ese papá", "Qué tu papá quiera estar presente en tu vida, es más genial que si tiene o no coche o cosas materiales".
Necesita empleo
Guadalupe, de 54 años de edad, dice que la familia pasa por serias dificultades económicas , porque hace como dos años lo despidieron de la empresa donde trabajaba y ahora con el pretexto de la pandemia de Covid-19 solo recontrataron a los más jóvenes, de menos de 40 años.
“Yo se jalar, siempre he trabajado, pero no me dan empleo por la edad”, dice.
Por eso se levanta muy temprano para ir a buscar botellas de plástico y cajas de cartón a los contenedores de basura, que luego vende para llevar dinero a su casa.
No gana mucho, apenas unos 200 o 250 pesos diarios para “irla pasando”. Su esposa tiene diabetes, pero viven con su hija y con su ayuda salen adelante.
Dice que en la fábrica el ganaba mil 900 pesos por semana “de raya”, y con las horas extras llegaba a sacar 5 mil 200.
Ahora saca solo 6.50 pesos por kilo de botellas de plástico y 22 por kilo de latas de aluminio, pero son horas y horas de trabajo para poder juntarlas.
Tiene fe en que su vida cambie pronto, a pesar de todas las dificultades, confía en que conseguirá un buen empleo y recuperará su vida y la de su familia.
Sigue muy contento porque “Vale” su nietecita disfrutó el paseo, la vuelta a la cuadra en su triciclo.
Narró que primero, cuando la vestían para irse, no quiso que le pusieran un pantalón de mezclilla y estaba desesperada. Luego, en el recorrido, se puso feliz cuando la gente le aplaudía. “Era la segunda en la caravana”, remarcó el hombre.
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