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Paraíso.— Desde Minatitlán, Veracruz, con la esperanza de que después de seis años de estar sin trabajo logre emplearse en la construcción de la refinería del puerto de Dos Bocas, don Bartolomé Paredes llegó desde el domingo a las 10:00 horas al Parque Tabasco, en Villahermosa, asegurando que confía en el “mesías” que vendrá a salvar al país.
El gobierno del estado anunció que ayer, a partir de las 10:00 horas, se instalaría una bolsa de trabajo en la que se recibiría la documentación de todos aquellos ciudadanos que estuvieran en búsqueda de una oportunidad de empleo.
Esta información llegó a los oídos de don Bartolomé, quien de inmediato se puso de acuerdo con otros compañeros de su pueblo y decidió acudir desde un día antes, pero nunca se imaginó que encontraría filas enormes de personas que, al igual que él y sus colegas, forman parte de las estadísticas del desempleo.
“Primeramente Dios tiene que funcionar. Yo tengo seis años sin trabajar, hemos buscado oportunidades, pero como no hay tenemos que esperar. Vivo con la familia, andábamos cascacareando lo que cayera en los talleres: soldando, haciendo piezas, puertas, en todo trabajo”, contó en entrevista con EL UNIVERSAL.
El hombre dice tener una vasta experiencia en temas de petróleo, pues lleva 40 años de los 68 que tiene de edad laborando para diversas empresas relacionadas con Petróleos Mexicanos (Pemex). Don Bartolomé presume que ha participado en la construcción de plataformas, refinerías y complejos, donde ha desempeñado la función de soldador y pailero.
Este veracruzano es uno de los que sí confía en la palabra empeñada por el presidente Andrés Manuel López Obrador de que este proyecto llegará a buen puerto dentro de tres años: “Claro que confiamos en que sí se concrete esta refinería, es nuestro líder, es el mesías que estábamos esperando que viniera a salvar al país, al sureste”, afirma.
Don Bartolomé relata que en Minatitlán hay mucha corrupción para obtener un empleo.
“No hay trabajo allá, los líderes charros nos cobran dinero por contrato, esperemos que ya no siga la corrupción, primero Dios la vamos hacer”, menciona el veracruzano.
José Luis Olivera, de 40 años y con una licenciatura en Educación, es uno de los colegas de don Bartolomé, a quien no le importó pasar toda la noche de pie y bajo la lluvia para poder ser de las primeras personas en entregar sus documentos.
Llegó con la esperanza de que en Tabasco se le dé una oportunidad de trabajo, la cual se le ha negado en su estado porque los sindicatos les cobran cuotas para aspirar a un empleo: “Me dio la oportunidad la empresa ICA, pero lamentablemente los líderes sindicales de allá nos tienen reprimidos. No hay trabajo”, reconoce.
“Hicimos fila desde anoche bajo la lluvia y [pasamos] muchas carencias, esperemos que nos den la oportunidad de trabajar.
“Ya he laborado en varias refinerías, como Cadereyta, Salina Cruz, en Poza Rica y en Ciudad Pemex, como auxiliar técnico”, explica José Luis.
Don Bartolomé y José Luis formaron parte de las más de 15 mil personas que, durante el primer día que se abrió la bolsa de trabajo para Dos Bocas, llegaron hasta la nave 1 del Parque Tabasco, rebasando incluso las expectativas del mismo gobierno.
Eran más de cuatro kilómetros de personas formadas para aspirar a una oportunidad de emplearse en este estado, que, según el último reporte del Inegi, ocupa el primer lugar de desempleo, con una tasa de 7.6%.
Ahí también estaban desde el domingo Jonathan Camarillo León, de 27 años e ingeniero de proyectos, originario de Villahermosa; Doralida García Salvador, licenciada en Administración, originaria de Tamulté de las Sabanas, Centro, y don Rutilo Hernández, de esa misma localidad y quien lleva más de cuatro años sin encontrar un empleo; apenas tiene la primaria terminada.
La queja era constante: no había baños públicos para los miles de ciudadanos que, bajo el sol y la lluvia, buscaban un lugar en la refinería que comenzó su construcción con un presupuesto de 50 mil millones de pesos y que ofrecerá 20 mil puestos durante los próximos tres años.
En esta ocasión, apenas en el inicio del proyecto de la nueva refinería, quedaron rebasados los organizadores de la bolsa de trabajo.
“Esto es como buscar una aguja en un pajar. Sí tengo título, soy licenciada en Administración.
“Yo sí creo en este proyecto, pero somos muchos. Confío en que sí se acabará un poco el desempleo”, afirma doña Doralida, quien para hacer fila tuvo que dejar a sus tres hijos con sus abuelos, porque “le urge tener dinero para darles de comer”.