
El 23 de octubre se estrena en cines “Yo soy Frankelda”, pero no será la misma que se vio en el Festival de Guadalajara. La cinta de stop motion recortó cerca de media hora para hacerla más “rápida” y ajustarse a los tiempos que exigen las cadenas comerciales. Además, Guillermo del Toro metió mano con un par de observaciones que obligaron a modificar escenas. Nada raro: es costumbre que una película cambie tras probarse en festivales. La diferencia es que aquí la edición final llega con la bendición —y el fantasma— del cineasta tapatío. Frankelda ya asusta, pero con Del Toro de editor fantasma da todavía más miedo.

Jesse & Joy: de los sermones de papá al “new age sin etiquetas”
En su documental de HBO Max, Jesse & Joy decidieron abrir el clóset familiar y sacaron un secreto incómodo: su padre, pastor cristiano, controlaba la vida, el dinero… y terminó engañando a su mamá. Con razón hoy Jesse predica otra cosa: “Era como si hubiera una capa que se fue peleando con el tiempo, y me di cuenta que era algo mucho más grande… y que nos conecta a todos”, confesó. Lo que en la infancia fueron sermones y culpas, ahora lo venden como espiritualidad “sin etiquetas” y energía universal. Jesse & Joy ya hicieron su milagro: transformar un drama familiar en otra cosa.

Cradle of Filth en Mérida: gritos sí hubo, pero de coraje
El concierto de Cradle of Filth en Mérida fue cancelado y lo que sobró no fue metal, sino berrinche colectivo. Los organizadores se deslindaron (“no fue de la organización, fue de la banda que no quiso tocar”) y prometieron demandar y devolver el dinero. Pero lo viral fue el coro del público: “¡Queremos nuestro dinero!”, “¡yo acabo de pagar mi boleto!”, “¡no es nuestra culpa!”. En vez de guturales satánicos, hubo gritos de indignación. Y sí, al final Cradle of Filth logró lo que prometía: un concierto extremo… de frustración.
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