
Más Información

Felipe Baeza explora la existencia fuera de los límites impuestos; el artista presenta su realidad alterna

“Nunca más un INAH de puertas cerradas y lejano de la gente”: Joel Omar Vázquez Herrera, nuevo director general del INAH
Veintitrés años después de que terminara la teleserie “Yo soy Betty, la fea”, en la que Mario Duarte le dio vida a Nicolás Mora, el entrañable amigo de Betty, su principal confidente y aliado, el actor colombiano, hoy de 57 años de edad, encarna un papel completamente diferente y sorprendió a toda una generación por su increíble cambio físico.
LEE TAMBIÉN: Betty la Fea se convirtió en el hazmerreír de internet porque usuarios descubren este grave error

En esta oportunidad, Mario Duarte se pone en la piel de Pablo Emilio, el financista y aliado del malvado Iván Vallejo en la teleserie de Netflix, “Café con Aroma de Mujer”. El actor dejó atrás su cabello negro azabache liso y engominado que tanto caracterizaba a Nicolás, y lo ha reemplazado por un cabello con tonalidades grises, y una descuidada barba de varios días, uno de los fuertes del ambicioso Pablo Emilio.


El actor también usa sus canas en la vida fuera de las cámaras, y es así que se lo puede ver con un look más distendido en sus redes sociales. Duarte, además de actor es músico y acaba de relanzar una versión de su tema “Golpe de ala”, que ya está disponible en varias apps de música.
LEE TAMBIÉN: No creerás cómo luce hoy el protagonista de “Yo soy Betty, la fea”
El recuerdo eterno de 'Betyy, la fea'
"Yo soy Betty, la fea" es una de las teleseries más queridas de Latinoamérica. Actualmente disponible en Amazon Prime Video, el programa lanzó a la fama mundial a sus protagonistas Ana María Orozco, en el papel de Beatriz “Betty” Pinzón Solano, y Jorge Enrique Abello, quien interpretó al galán Armando Mendoza.

La serie, que se transmitió originalmente entre el año 1999 y 2000, sigue los pasos de Betty, una brillante y joven economista de Bogotá, que decide buscar empleo como secretaria en la empresa Ecomoda, que en ese momento estaba presidida por Armando Mendoza. pese a tener un currículo profesional mucho más extenso y que la capacitaba para un cargo de mayor responsabilidad en las finanzas de la empresa, Betty queda prendada de Armando y acepta ser su asistente.
La fealdad de Betty es la piedra angular de toda la historia, pero al final, al mejor estilo de un cuento de hadas, la protagonista sorprende a todos al demostrar que no se puede juzgar a nadie por cómo se ve.
Comentarios
Noticias según tus intereses
ViveUSA
Interactivos


Carpetazo, a indagatorias contra Alito y Calderón

La simulación perfecta

Investigado por lavado del narco defrauda en Oaxaca

SFP da “carpetazo” al 92% de denuncias contra superdelegados

Jueces sin castigo: Las fallas de un sistema negligente

Aún está en obra y ya hay plagas y grietas en la nueva sede del Archivo General Agrario
