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La cantante hace un viaje musical desde su debut hasta los éxitos más escuchados en las fiestas.
Ximena Sariñana bailó, cantó y puso a mover a sus fans durante más de dos horas en el Teatro Metropólitan de la CDMX, donde ofreció un concierto lleno de nostalgia, energía y sorpresas. La cantante volvió a uno de los escenarios más importantes de la capital, dos décadas después, para celebrar una carrera que inició formalmente en 2008 con “Mediocre”.
Usando un traje futurista plateado, Ximena abrió el show con “ALV”, tema de su nuevo disco “Existencia Kamikaze”, encendiendo al público desde los primeros minutos. Entre luces verdes y azules, “¿Qué tiene?” sonó como un himno de libertad que invitó a dejar atrás las malas vibras y abrazar la autenticidad.
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A lo largo de la noche, Sariñana recorrió varias etapas de su carrera con canciones como “Si tú te vas”, “La vida no es fácil”, “Ojos diamantes” y “Parar a tiempo”, provocando que el público viajara a distintas épocas clave de su juventud.
La cantante recordó que, en sus 17 años de trayectoria, uno de los regalos más grandes han sido las amistades creadas en el camino.
“En este océano de música y de personas que te vas encontrando, una de las cosas más lindas son las personas que te vas encontrando y que son afines a ti”
El concierto continuó con “Cuento”, la sorpresa de la noche que llegó con la aparición de El Bogueto, quien sumó su ritmo de reggaetón y prendió al Metropólitan con una versión que combinó ritmo y romanticismo a la canción que formó parte de la película “Amarte duele”.
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Más tarde, una guitarra marcó el inicio de “Mañana no es hoy”, un tema cargado de nostalgia por ese amor que nunca se olvida. El segundo invitado fue Santiago Casillas, de Little Jesus, quien, pese a estar afónico, interpretó “Fuera de lugar” acompañado de su guitarra.
Minutos después subió al escenario Caloncho para cantar “Viendo vemos”, un tema folk-pop que reflexiona sobre las redes sociales y la imperfección humana.
En “Una vez más”, Ximena pidió al público participar dividiendo al Metropólitan en coros que respondían con “Ohhhh” y “Borrarme los besos pa’ que me los vuelvas a dar”.
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Un cambio rápido de outfit marcó el inicio de su modo rockstar. Con guitarra eléctrica en mano, la cantante detonó la euforia con “Nada”, y el momento más emotivo estalló cuando interpretó “Mediocre” entre una lluvia de confeti.
El público coreó versos como “Y me creí tan especial / Qué ingenua / Mi torpeza”, dejando ver que el tema sigue resonando en distintas generaciones. Canciones como “No vuelvo más” y “Chispa roja” también formaron parte del repertorio antes de que llegaran “los prohibidos”, encabezados por “Lo bailado”, que puso de pie a todo el recinto.
Tras desaparecer brevemente del escenario, los asistentes gritaron “¡Otra!” hasta hacerla volver. Con un piano, interpretó “Temes”, una balada sobre aceptar el fracaso para seguir avanzando.
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Entre los invitados finales estuvo Zahara, quien cantó “Cobarde” junto a Ximena, provocando uno de los momentos más celebrados de la noche.
Para “Amarte duele”, la cantante pidió al público gritar “¡Renataaa!”, recordando a la protagonista de la película y al crush generacional de toda una época sin internet.
Después, Sariñana decidió retar a los fans interpretando canciones que nunca había tocado en vivo, rindiendo un homenaje musical con versiones de:
- “Aire soy” (Miguel Bosé)
- “Respiro Cap 8”
- “Se fue” (Laura Pausini)
- “Película” (Sabino)
- “Pervert Pop Song” (Plastilina Mosh)
Tras más de dos horas de espectáculo, el cierre llegó con “Mis sentimientos”, haciendo que el Metropólitan tronara al ritmo del “Bom, bom, bom, bo bom bo bom”. Los fans bailaron desde sus asientos mientras sonaba “Es fácil para ti el abandonarme…” y una segunda lluvia de confeti marcó el final.
Visiblemente cansada pero emocionada, Ximena Sariñana cerró así una noche que reafirmó por qué ha sido parte del soundtrack emocional de la música mexicana durante casi dos décadas.
alm
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