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El tiempo en el Vive Latino no se cuenta por minutos ni por años, sino por canciones.
Ayer se inició el festejo por su primer cuarto de siglo, en el que volvió a reunir multitudes bajo el sol, con cervezas (esta vez en 190 pesos) y melómanos, muchos de los cuales vieron nacer el festival, y otros que, paradójicamente nacieron al mismo tiempo.
Pero lo que realmente llenó el Estadio GNP y sus alrededores fueron las voces, las guitarras, los recuerdos nostálgicos y las nuevas apuestas: ese vaivén generacional que ha sido la columna vertebral del Vive desde su nacimiento.

Los de 20, 30, 40, 50 y más bailaron el slam sin temor, como si el cuerpo no distinguiera de tiempo. Desde temprano y hasta el anochecer, pese al calor abrumador en torno a los 27 grados y la larga jornada inaugural, quedó claro que en este festival el tiempo no pesa: se canta, se salta, se comparte.
Caifanes crea ritual
No son los años 90, han pasado más de dos décadas y medio de esa fecha, pero los fans de Caifanes se unieron en cuerpo y canto con la emblemática banda de rock.
Ya sin sol, cuando el cielo comenzaba a enfriarse y el polvo flotaba como neblina densa sobre la plancha, apareció Caifanes.
No hubo espectáculo de luces ni poses ensayadas: bastó con que Saúl Hernández, Alfonso André, Diego Herrera, Rodrigo Baills y Marco Rentería tomaran sus instrumentos para que el estadio entero se pusiera de pie.
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Los primeros acordes de “Los dioses ocultos” bastaron para abrir el portal del tiempo. En las gradas, en la plancha, en los pasillos, el canto fue unánime.
Muchas voces de 40 y 50, que alguna vez corearon esas canciones en casetes, ahora lo hacían junto a jóvenes, algunos hijos.
“Guarden silencio, los dioses ocultos”, se escuchaba como un conjuro que todavía funciona.
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Después vino “Viento”, y el estadio pareció hacer un pacto con los años. Algunos se abrazaban, otros levantaban los celulares y muchos simplemente cerraban los ojos para regresar a ese primer disco que alguna vez marcó sus vidas.
Con “Canción sin miedo”, de Vivir Quintana (proyectada en un video) el ambiente se volvió solemne por el agravio a ellas en México: “Les pido un aplauso a las mujeres que han hecho historia en este país. Los feminicidios no han parado, queremos que se detengan”, dijo Saúl.
El set siguió con una versión de “Clandestino”, de Manu Chao, que Caifanes interpretó como un acto de resistencia.
“América no es un país, es un continente donde vivimos muchos latinos. Queremos darle un mensaje a los inmigrantes: es tu casa, no te vayas, te necesitamos. Regresa. Por muchos, muchos siglos… por la eternidad, siempre se llamará el Golfo de México. Raza, mantente así, siempre fuerte. Gracias por estar. Dios te bendiga”, dijo Saúl.
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Meme agradece apoyo
Otro de los veteranos que se hizo presente fue Meme del Real, tecladista de Café Tacvba, quien también formó parte del Vive en su primera edición.
Su set tuvo ese tono cercano que lo caracteriza: teclados, voz suave y frases que sonaban más como charlas que como discursos.
“Bienvenidos a esta aventura… gracias, chido one”, dijo antes de abrir con “Aviéntame”, tema de su banda original.
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Uno de los momentos más íntimos fue cuando presentó “Princesa”, de su nueva producción.
“Felicitaciones por el Vive Latino por su 25 aniversario. Nosotros tuvimos la suerte de estar aquí en el año uno… me siento afortunado”.
Antes, casi como un puente natural, Rubén Albarrán, colega de Meme, también apareció, pero como invitado de El Gran Silencio, que prendió el slam desde sus primeros minutos con cumbia, ska y sabrosura norteña.
Junto a Rubén cantaron “Dormir soñando”, encendiendo al público. También sonaron “Cumbia poder”, en homenaje a Celso Piña, y su cover a José José, “Lo que no fue no será”, del emblemático disco tributo al Príncipe, de 1998.
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Macario: el respiro emotivo
En la Carpa Intolerante, Macario Martínez, el joven exbarrendero que se hizo viral en TikTok, dio uno de los shows más emotivos.
“Apoyen la música independiente siempre”, pidió con humildad antes de cantar “Hey destino” y su himno “Sueña lindo, corazón”.
Al cantante lo recibieron bien, le lanzaron su primer peluche de Dr. Simi, y corearon su nombre.
En el escenario Amazon, Siddhartha ofreció una pausa melódica con temas como “Nada por hecho”, “Bacalar”, ”Naufrago”, “Acapulco” y el cierre fue con “Únicos”, cuando la noche caía.
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