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Orlando.— Por siglos, en la isla vikinga de Berk, los dragones fueron vistos como criaturas peligrosas. Los pintaban como bestias salvajes que atacaban pueblos, robaban ganado y provocaban incendios.
Pero todo cambió cuando un joven aprendiz de herrero, que soñaba con volar, extendió la mano hacia un Furia Nocturna: una especie rara e inteligente de dragón.
Así comenzó la historia de Hipo y Chimuelo, protagonistas de la cinta de Cómo entrenar a tu dragón, estrenada en 2010 y que en este 2025 está de vuelta en el cine con una nueva versión en live-action. Pero también se hace presente en la realidad —o mejor dicho, cobra vida— con la apertura de Isla de Berk, ubicada en el parque Epic Universe de Universal Orlando Resort, donde los dragones reciben con fuego... y con los brazos abiertos.
De la pantalla al mundo real
Desde el momento en el que los visitantes cruzan el túnel que conecta con esta tierra, no entran a un parque… entran a Berk, una aldea vikinga de seis hectáreas, con casas de madera, olor a leña, sonido de gaitas y más de 30 dragones que se asoman por los tejados, rugen, escupen fuego o hielo... o sólo observan.
El universo de la saga se sitúa en ese periodo de paz entre humanos y dragones, entre la segunda y tercera película. Es una época en la que volar a lomos de un dragón es tan común como tomarse una cerveza en el Mead Hall.
Mientras se pasea por el pueblo, es posible encontrar a Hipo, Astrid o Tormenta, y tomarse una o muchas fotos con ellos.
Pero lo mejor es lo inesperado: ver a Tormenta estirar las alas a pocos metros de distancia o ver a un dragón bebé cruzar sin previo aviso.

Vuela aunque no tengas alas
En la primera película, tras derribar por accidente a un Furia Nocturna, Hipo descubre que los dragones no son monstruos; son criaturas inteligentes, complejas y cariñosas. Su amistad con Chimuelo no sólo salva a Berk, sino que transforma la relación entre humanos y dragones.
En honor a ese deseo de volar, la atracción estrella es la Montaña de Alas de Hipo, una montaña rusa familiar que lanza a los visitantes por los cielos. La trama para el recorrido es que Hipo crea un planeador mecánico para que cualquiera pueda sentir lo que es volar con Chimuelo… aunque el propio dragón, algo travieso, decide intervenir y convertir el paseo en una experiencia inolvidable y movida.
En la isla de Berk, los dragones no viven enjaulados ni escondidos: caminan por todo el pueblo, se asoman, escupen fuego y saben posar perfectamente para las fotos.

Para quienes buscan más adrenalina está el Rally de Dragon Racer, una carrera giratoria a bordo de entrenadores individuales, por supuesto en forma de dragón, en los que la intensidad del viaje la elige cada persona.
Con el calor de Orlando, refrescarse es la mejor opción, y para quienes no temen mojarse, el campo Fyre Skööl, transformado por los gemelos Ruffnut y Tuffnut, es una batalla con cañones de agua, en medio de objetivos que prenden fuego y dragones que escupen llamas.
Uno de los momentos estelares de la visita ocurre cuando aparece El Dragón Inentrenable, un espectáculo estilo Broadway con animatronics, fuego real, música, humor y un dragón de ocho metros que vuela sobre el público, show en vivo que transmite el mensaje de que ninguna especie es superior a otra.

Los más pequeños tienen su lugar en el Campo de Entrenamiento Vikingo, una zona de juegos con torres de escalada y pistas de agilidad. Para los más observadores hay varios objetos originales usados en los filmes escondidos por todo el parque, esperando ser descubiertos.
Con Mason Thames y Nico Parker liderando el reparto del nuevo live action y Gerard Butler retomando su papel como Estoico, esta nueva versión en acción real reintroduce la historia a nuevas generaciones, y extiende su universo narrativo de la pantalla a la vida real.
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