Medellín. Óscar Restrepo nació en 1968, es poeta e historiador, desempleado y alcohólico, vive con su mamá y de la pensión de ella, y tiene una hija a la que no ve ni apoya.

Se define un buscador de quimeras a través de la palabra; ha escrito dos libritos de poesía y lleva tiempo buscando reconocimiento. Lo que le ha faltado, le dice un compañero de letras con más éxito y títulos, es escribir poemas sobre la guerra, la violencia, los indígenas, el Amazonas, “los maricas... cosas que le gustan a los europeos de nosotros”.

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La historia de Óscar es la que retrata "", película de ficción colombiana dirigida y escrita por (Medellín, 1986), y premiada en el Festival de Cannes en la categoría Una cierta mirada. Fue producida por Mesa, junto a Juan Sarmiento y Manuel Ruiz, sus compañeros en la productora Ocúltimo. Ya en 2014, también en el Festival de Cannes, Simón fue premiado por su cortometraje Leidy. Un poeta es su segundo largometraje.

Óscar Restrepo es el poeta interpretado por Ubeimar Ríos. Foto: TocTalk Comunicaciones
Óscar Restrepo es el poeta interpretado por Ubeimar Ríos. Foto: TocTalk Comunicaciones

Es un filme muy personal para el director, que surge de una pregunta muy presente: ¿Y si fracaso en el arte? Con los recursos de la comedia, aborda dudas en torno también del reconocimiento al artista, la frustración, la romantización de la melancolía del poeta o los asuntos de los que debe hablar un artista.

Pero Un poeta es también una película que cuestiona esa carga que se les impone al arte y al artista como salvadores o redentores, porque la historia del personaje de Óscar deriva en que él tiene que trabajar como profesor en un colegio y ahí conoce a Yurlady, una joven que escribe y dibuja, y que para él y sus amigos poetas se convierte en una promesa de la poesía. Ella, en cambio, le devuelve preguntas: “¿Se puede vivir de eso?, ¿yo para qué quiero ser poeta?”

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Un poeta, que está por exhibirse en festivales y salas de cine, es una película imperfecta, en palabras de su director.

 “Es imperfecta en su concepto y su estética, y eso le otorga un valor. Fue filmada en 16 mm., se ven los bordes, a veces hay desenfoques; un poco como documental. Esa estética callejera, cruda, le otorgan al personaje y a la historia más fuerza”, describe Mesa en entrevista.

Más adelante se refiere a la historia: “No me interesaba recurrir a temas que son agenda moderna. Me interesa enfocarme en lo que quiero escribir, más allá de lo que el mundo me imponga”.

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