A pesar de la pandemia, el número de en el mundo ha ido en aumento en los últimos años. Según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se ha detectado un dramático aumento en el desplazamiento interno a causa de desastres, conflictos y violencia en un momento en el que la movilidad mundial se ha hecho más lenta debido a las restricciones por la pandemia del Covid-19.

"Somos testigos de una paradoja nunca vista en la historia de la humanidad”, dijo el director general de la OIM, António Vitorino .

“Mientras que billones de personas se han visto efectivamente paralizadas por la pandemia del Covid-19, otros millones han tenido que desplazarse dentro del territorio de sus propios países”.

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Cuando hace dos años el mundo se detuvo a causa del confinamiento, muchos migrantes en diferentes partes del mundo quedaron varados y hoy son parte de la población más vulnerable. Según el último dato de la Organización de las Naciones Unidas , en 2020 había más de 281 millones de migrantes que han huido de sus países de origen buscando mejores oportunidades.

Este es un tema que ha preocupado no sólo a estas organizaciones, sino también al gremio cinematográfico, que como semillas de arena han puesto frente a la lente historias de algunos migrantes con la intención de concientizar a la sociedad.


“Lo que queda del camino”, del yugoslavo Jakob Krese

Este documental sigue la historia de Lilián, una mujer que fue víctima de violencia doméstica y decide huir de su país con sus hijos. En el camino, se sorprende con la noticia de que está esperando un bebé.

El recorrido de la caravana en la que Lilián va lo hizo también Jacob Krese en enero de 2019, desde San Pedro Sula , Honduras. En dos meses y medio caminaron 4 mil kilómetros.

“El mensaje para todos es que todos somos seres humanos y tenemos derecho a sobrevivir y a buscar una vida mejor en donde sea, no importa el pasaporte que tengamos, nadie es ilegal, todos podemos trabajar y apoyar, no solamente los políticos y la gente que está en el poder o de la economía, sino también gente que apoya la caravana, desde la más humilde que nos regaló fruta, se veía la solidaridad. Creo que lo más importante es que es responsabilidad de todos nosotros y nunca sabemos cuándo nos va a tocar migrar”, dijo Krese en entrevista.

El director yugoslavo espera con este proyecto concientizar desde el nivel más bajo de la problemática a las personas que son testigo del peregrinar de los migrantes para así erradicar el problema político que es injusto con las personas que llegan en busca de asilo.

“Como soy de Europa y ahí realmente son maestros en reprimir a los migrantes, matarlos, se pinchan botes en el medio del Mediterráneo , los encarcelan, los mantienen en espacios muy pequeños, los tratan mucho peor que animales y la triste realidad es que México está copiando esos sistemas de represión política”, señaló.

 
“Chèche Lavi: buscando una vida”, del estadounidense Sam Ellison  

Sam Ellison vivía en California cuando un día vio en las noticias la situación de represión que estaban viviendo los haitianos mientras cruzaban por Tijuana; entonces decidió acudir junto con una amiga profesora de antropología y haitiana a conocer algunas historias. Así fue como decidió comenzar un proyecto con el apoyo del productor Abraham Ávila.

En el camino conocieron a Robens y James , dos migrantes que tuvieron que dejar su país tras un terremoto. Después fueron a Brasil, donde la crisis económica los expulsó y tuvieron que atravesar Tijuana con la esperanza de llegar a Estados Unidos.

“La parte más importante de todo era enfocarme en la vida interior de nuestros protagonistas porque todos han visto películas de migración y todos piensan que saben lo que está pasando en Tijuana, pero en realidad no es así, nunca es una cosa simple y para entender lo que sucede en las noticias y el movimiento de grupos largos la cosa más importante es el individuo y la parte que no puedes ver en las estadísticas”, reconoció Ellison en conferencia de prensa.

Para el realizador, era importante ponerle rostro a la migración a través de historias comunes en la caravana, mostrar la parte humana, las emociones, los sentimientos y hasta la amistad que se crea dentro de un grupo en estas circunstancias, que aunque efímera, puede ser muy fuerte.

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“Esperanza en la frontera”, del mexicano Carlos Pérez Osorio

Para el realizador mexicano Carlos Pérez Osorio resulta importante hablar con su trabajo de problemáticas que parecen estar prohibidas, de las que no se habla, o se ignoran. En 2020 estuvo detrás del proyecto “ Las tres muertes de Marisela Escobedo” , que aborda el tema del feminicidio en México y la delincuencia organizada. Pero ahora, junto al también mexicano Guinduri Arroyo, decidió ir a Tijuana para hablar de una parte de la población migrante que parece invisible ante los ojos de sus compatriotas.

“Hemos visto el flujo migratorio en México, Centroamérica, Medio Oriente y creemos que este en particular es un grupo que está muy invisibilizado y creo que esta fue una oportunidad, a través de tres personas, de buscar que la gente pueda solidarizarse y crear nuevas formas dignas de tratar a las personas que están en tránsito en nuestro país”, dijo Pérez Osorio en conferencia de prensa.

Con la historia de dos padres de familia, Dudu y Marcelino , así como la de una pequeña niña menor de edad que viaja con su familia, Ismaya, su intención es ayudar a humanizar las estadísticas, mostrar la parte cruda de esta realidad, pero además, dar foco a organizaciones en Tijuana que ya trabajan en un cambio, como el albergue "Border Line Crisis Center", que también es protagonista en la trama.

"Lo que queremos es seguir construyendo esta narrativa de que quien viene en esas caravanas no es un peligro, entre más nos metemos a esa intimidad y recorremos un pedacito de camino junto a ellos vamos a encontrar más empatía. Queremos que se siga construyendo diálogo, lograr una sociedad con información real, entender las cosas como son y verlas a la cara", señaló el documentalista.

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