No es el cine, no es la televisión, no es un concierto... Es el teatro streaming.
Todos saben que el ritual ha cambiado, disfrutar de una puesta en escena en tiempos de pandemia no requiere esperar en la butaca con manual en mano, algunos deben ponerse cómodos en el sofá de su casa en espera de la tercera llamada.
Lo que ven no es el resultado de encender un par de cámaras y transmitir una obra, sino una coordinación que ha significado fusionar varios lenguajes: el audiovisual, el digital y el teatral, que por mucho tiempo no fueron compatibles.
El teatro en línea es una modalidad que ha llegado para quedarse, opina Samuel Sosa. Él es presidente del Colegio de Productores de Teatro, cineasta, director y guionista, pero también el encargado de la grabación de todas las obras que son subidas a la plataforma de Teatrix.
También lee: El telón vuelve a levantarse, celebra así el Día Mundial del Teatro
Explica que ha sido muy interesante abordar así el teatro, “como un ejercicio de traducción y adaptación”, que si bien tuvo intentos en el pasado, nunca fue visto con tal aceptación.
“El reto es que el espectador tenga una experiencia lo suficientemente significativa y estética desde casa; el trabajo de todos en el llamado es utilizar con inteligencia las cámaras, el sonido, los elementos que tenemos para hacer un ejercicio escénico a uno audiovisual”.
Sosa se encuentra haciendo grabaciones en La Teatrería. EL UNIVERSAL hizo un recorrido en el espacio al que sólo pueden acceder los involucrados, quienes, de entrada, deben cumplir con las normas sanitarias: tomas de temperatura, sanitización de calzado, y uso de gel antibacterial y cubrebocas obligatorio, que incluso el elenco porta hasta segundos antes de grabar.
20 MILLONES DE PESOS invirtió de inicio Teatrix para comenzar a grabar las obras que transmite.
La obra capturada fue una de cabaret, Paloma qué herida, a la que acudió Nora Huerta y el músico Juan Pablo Villa. Sosa explica que la complejidad de esta nueva modalidad es que cada montaje es único, por lo tanto, también sus necesidades.
También lee: Morris Gilbert condena que teatros estén al 30%, mientras aeropuertos están repletos
“Cada obra representa un reto distinto. Hay algunas que por el tono, por ser comedia, se prestan a tener una interacción más directa con la cámara, pero hay otras que tienen un tono y atmósfera muy diferente, en las que debemos ser más respetuosos en la interacción”.
“Como director de cine y de televisión uno decide cómo se ensambla, pero en estos proyectos se llega en calidad de colaborador, para entender qué es lo que la compañía presenta, qué es lo que lleva transitando y qué quiere comunicar al espectador”, explica.
En el caso del teatro en streaming, se busca evitar lo más posible parar una obra cuando ya ha comenzado en escena, la idea es no cortar la acción o la intención del texto, además de la interpretación del actor. Si llegan a detener algo es porque en realidad necesitan hacer algún ajuste importante en el esquema de la grabación.
También lee: Preparan un pequeño milagro para el teatro
En esta experiencia, desde su mesa con pantallas y computadoras, Sosa estuvo constantemente dialogando con Nora Huerta, creadora de la obra, para intercambiar opiniones y dudas, en un trabajo que duró 12 horas (de las 8:00 hasta las 20:00 horas), en la que se buscó retratar lo que la artista transmitía en escena, así tuvieran que correr la obra hasta tres veces.
En cuanto a los costos, Sosa explica que depende de cada proyecto, porque no todos están financiados de la misma manera, van desde las de inversión privada, hasta aquellas que tienen apoyo gubernamental.
En el caso de los montajes que se presentan en Teatrix, Samuel decidió respetar el diseño de iluminación porque considera que éste tiene una intencionalidad, además de que es prioritario darle crédito a quien lo hizo. Sin embargo, de ser necesario, se puede agregar un poco de luz al escenario. El proceso de postproducción le lleva una semana: pasa por corrección de color, diseño de audio y una edición acorde a las expectativas.
También lee: El público regresa a ver teatro en vivo
Al ser obras sin público, los protocolos de seguridad son fáciles de cumplir; se suele trabajar con un equipo reducido, en este caso, 12 personas.
Sosa dice que él y su equipo han grabado obras desde octubre de 2020 sin un contagio.
“La experiencia del acto colectivo de ir al teatro es irremplazable, poder acudir a una sala como espectador y creador, sentarte con gente, que se apaguen las luces, sumergirte en la ficción, es algo que nadie puede sustituir. La intención del streaming no es cambiar eso, es una alternativa necesaria y que podría quedarse”.
También lee: La impactante experiencia de escuchar el teatro