Los traidores a la patria tienen su propio lugar en el noveno círculo del infierno. El escritor Dante Alighieri los destinó a permanecer sumergidos en un lago de hielo. ¿Cuántos mandatarios podrían estar pagando sentencia ahí?

A 50 años de la matanza del 2 de octubre de 1968, desde la trincheras del teatro las historias de injusticia y violencia, pero también de esperanza, reviven.

Para conmemorar la fecha se han preparado puestas en escena que retratan no solamente los hechos ocurridos aquel día, sino que recurren a la ficción para crear historias alternas al movimiento y, desde ahí, hacer una crítica a la sociedad.

En el Centro Cultural Universitario se presenta La hecatombe, en la que tres ex presidentes de un país ficticio (que por su aspecto físico bien podrían ser Luis Echeverría, Gustavo Díaz Ordaz y Adolfo López Mateos) discuten, con humor y cinismo, su culpabilidad en una masacre, una charla que se lleva a cabo mientras yacen en el noveno círculo del infierno.

En el montaje, dirigido por Carlos Corona, paralelamente a la discusión de los mandatarios, dos jóvenes hacen un recuento de las matanzas e injusticias que han sucedido en México: desde el 2 de octubre de 1968 hasta los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y los porros de la UNAM.

“Para mí era importante no sólo hacer un ejercicio de memoria de lo que ocurrió hace 50 años sino vincular los hechos con lo que está pasando ahora”, considera Carlos Corona.

Sobre la mesa queda una reflexión: como si se tratara de un ciclo que se repite interminablemente, el país sigue sumando hechos lamentables, sin embargo, es gracias a los jóvenes que permanece un destello de esperanza.

“El 2 de octubre no sólo no se olvida sino que se repite y pienso que marca el inicio del derecho y obligación que tienen los jóvenes de este país por ser una voz política y social importante”, asegura Corona.

La puesta en escena se presenta de jueves a domingo y terminará temporada este 7 de octubre. En el marco de los 50 años Corona señala que como teatreros no pueden estar ajenos a un movimiento tan importante.

“La masacre del 68 es imborrable, no tiene comparación, estamos hablando de media hora de fuego sobre 10 mil personas. No hay nada que se parezca a eso en la historia de este país en un solo hecho.

“Más vale que nunca se olvide. Las heridas se cierran pero siempre quedan cicatrices”, advierte.

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