tiene fresco el recuerdo de su niñez, que transcurrió entre camerinos de los teatros y la televisión, así como comidas que eran interrumpidas por la llegada de fans que le solicitaban una foto o autógrafo a su abuela,, o a su madre, Sylvia Pasquel.

Ambas actrices habían logrado, dice Stephanie, combinar una carrera exitosa y frenética, a la vez que cumplían muy bien con el cuidado de sus hijos.

“Me trepaban a las giras (artísticas) o me iba al camerino, por ejemplo, del teatro San Rafael, en donde hacía mis dibujos o leía mis cuentos”, recuerda.

“De pequeña sí fui un poco penosa porque como crecí en un ambiente de mujeres empoderadas, me hizo ser, creo, alguien fuerte, pero por otro lado como introspectiva”, añade la integrante de la dinastía Pinal.

Así que cuando supo del proyecto "Los días francos", que es la ópera prima del director Ulises Pérez Mancilla, que se estrena en cines este fin de semana, Stephanie no dudó en aceptar la invitación.

En el filme, Salas interpreta el papel de Amanda, quien es una actriz cuya vida cinematográfica ya se encuentra en el olvido y que no es muy bien tratada en el mundo de los infomerciales.

Además, Amanda también tiene un hijo de siete años: Nico, al que tiene descuidado.

No es que se sienta identificada o que haya pasado por algo similar, aclara la actriz, pero sí considera que en cambio contaba con las herramientas necesarias para transmitir lo que deseaba el realizador.

“Creo que Ulises puso el ojo en mí porque pensó que podía darle algo al personaje. Siento que a todos los personajes uno los va construyendo de una manera un poco exagerada, y precisamente considero que eso es lo bonito del cine y el teatro, pues podemos fantasear con situaciones muy complejas y extraordinarias.

“Aquí es una mujer emprendedora, a la vez mamá, pero por otro lado quiere realizarse como mujer. Quiere hacer todo a la vez y, al mismo tiempo, no hace nada. Eso la hace ya en una situación interesante”, apunta.

La idea, comenta por su parte el realizador de la película, Ulises Pérez Mancilla, es que el público se fuera cuestionando.

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Por ejemplo, se sabe que el personaje protagónico, Amanda, ni siquiera lava la ropa del niño, a menos que huela mal.

“Era contrarrestar el melodrama tradicional y explorar la actualidad de cosas que nos aquejan como esta parte de la maternidad no idealizada, sino real. Las madres por supuesto no son perfectas, era tener una visión menos demandada socialmente”, expresa el cineasta.

En la película, que fue filmada antes de la pandemia en locaciones de la Ciudad de México, Stephanie interactúa todo el tiempo con el niño Arturo de la Rosa, que es hijo del cinefotógrafo homónimo quien ha dado look visual a varias películas, como Hasta el viento tiene miedo y Crónicas chilangas.

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“Yo tengo algo que hace que a los niños les caiga bien, siempre se me acercan, pero yo soy de: ‘ay no, hazte a un lado’ (risas). Aquí con Arturo hicimos mucha química, hay escenas muy fuertes que, si las digo, se vende la historia, pero a mí me rompían. Además fue un niño que también nació en el set y se maneja perfecto”, indica.

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