Desde que llegó al mundo de los cómics a principios de la década de los 60, Peter Parker —y su alter ego, Spider-Man— atrapó el corazón del público: más que un superhéroe, era un personaje con el que cualquiera se podía identificar, pues tenía problemas de la vida cotidiana, además de pelear contra grandes villanos.

A casi 60 años, su popularidad no ha caído y el estreno de su nueva película, Spider-Man: No way home (Sin camino a casa) el próximo 15 de diciembre, es un ejemplo: ha provocado que miles de fans alrededor del mundo creen teorías en redes sociales sobre el multiverso, sobre todo, si al protagonista, Tom Holland, se unirán Tobey Maguire y Andrew Garfield, actores que en otros años portaron el traje para cine.

“Tampoco es un atormentado como Batman, ni un personaje que tenga una dimensión ideológica tan dura como cualquiera de los X-Men o los Avengers. Es el primer héroe adolescente muy diferente de lo que fue Robin, el compañero de Batman”.



El especialista de la historieta, Luis Gantús, considera que el arácnido es el superhéroe de cómics más popular en México, una simpatía que genera en gran parte por su edad, pero también por cómo se desarrolló la industria de este país.

“Hay tres superhéroes a nivel mundial que todo el mundo conoce e identifica de inmediato: Superman, Batman y El Hombre Araña. Antes de este último, los adolescentes eran acompañantes, secuaces, los ayudantes del héroe. Y en México, particularmente en la generación que creció en los 80, se profundizó el gusto por él porque fue el cómic de superhéroes más visible”, dice.

“Es muy cercano, divertido, y sabías que no era el más poderoso. No estaba al nivel de Thor, Hulk, Superman ni Batman y, sin embargo, siempre salía adelante. Todos los héroes eran impolutos; este se ensuciaba”.

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