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Michoacán.— El 20 de agosto de 2014 arrancó en los municipios de Apatzingán y Uruapan el programa Cultura en Armonía. Entonces, en estas poblaciones la violencia era cada vez mayor, tras la dilución de las autodefensas y el surgimiento de nuevas células criminales.
Aunque hoy la ciudadanía poco identifica las actividades culturales del proyecto con aquel nombre original, el programa aún está vivo, con continuidad y, para muchos miembros de las comunidades, con resultados tangibles.
Si bien se implementó en estos municipios a partir de agosto de 2014, el gobierno de la República puso en marcha el programa desde 2013. Al anunciar su arranque, Alejandra Frausto, entonces directora general de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dijo que el objetivo era lograr un impacto comunitario, que los artistas de Michoacán estuvieran en los escenarios, tuvieran trabajo y estuvieran cerca de su gente. “También queremos impactar recuperando el espacio público, que la gente recupere la confianza a través del arte, porque las familias se reúnen alrededor de estas actividades”, sostuvo.
A cuatro años de la puesta en marcha del programa, EL UNIVERSAL recorrió puntos de ambos municipios donde se realizan las actividades que heredó este proyecto.
Uno de los primeros resultados que arrojó Cultura para la Armonía fue reunir a cerca de 50 alumnos de Apatzingán que formaron parte de la primera Orquesta por la paz en los municipios de mayor violencia.
Los niños y jóvenes decidieron imponer los acordes de un instrumento musical sobre los estruendos de armas de fuego de grueso calibre que cotidianamente se escuchaban en sus lugares de origen.
La Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Apatzingán cumplirá en noviembre cuatro años. Nació como apoyo a la sociedad de ese municipio de la Tierra Caliente de Michoacán, ante una situación incontrolable de violencia.
“Sólo deja que la música suene más alto que tus problemas”, una frase en una pared de la vieja vecindad donde ensayan los alumnos de esta orquesta confirma la convicción de los estudiantes y profesores.
El fundador y director de la Orquesta, Emilio Medina González, dice que fue una buena decisión que se escogiera este municipio para iniciar con este modelo de paz a través de la música: “Es importante que haya sido escogido Apatzingán para esto, porque Apatzingán estaba viviendo una situación de desconsuelo con tanta violencia y esta orquesta vino de alguna forma a aliviar esos sentimientos de la sociedad”.
El también profesor de música opina que este proyecto ha sido muy bien aceptado por la población; inició con cerca de 50 niños y jóvenes y actualmente la matrícula aumentó a casi el doble (95 estudiantes). Cuenta que en estos casi cuatro años se han formado cerca de unos 700 alumnos, algunos de los cuales decidieron estudiar música a nivel licenciatura.
Emilio Medina relata que ni los enfrentamientos a tiros que les ha tocado vivir de cerca mientras ensayan ni los narcobloqueos cuando se trasladan a tocar a alguna comunidad, los han detenido para cumplir con su objetivo de promover la cultura.
Música y lectura. Cultura en Armonía no solo entró musicalmente a Apatzingán —municipio ubicado a 185 kilómetros de la capital michoacana—, sino también a través de la lectura y talleres varios.
El Centro Cultural “La Estación“, CCLEA (del Fondo de Cultura Económica), fue una de las obras en infraestructura y programas que se crearon bajo el lema “Proyecto de Cultura de Paz, Palabra y Memoria”, que todavía permanece.
En sus inicios, el CCLEA fue impulsado como una gran biblioteca; sin embargo, los promotores de este proyecto y la demanda de la población llevaron a que este complejo ampliara sus servicios.
A cuatro años de que iniciara la primera etapa de construcción, el Centro Cultural, que era un galerón en sus inicios, ahora cuenta con 10 estaciones (salones) para el público en general, que van desde bebés hasta adultos mayores. Durante los primeros meses atendía un aproximado de 250 personas al mes; ahora, este complejo que una vez fue la estación del tren, atienden al mes cerca de 2 mil usuarios. La directora del Centro Cultural de Apatzingán, Dilea Zacil Torres Flores, enfatiza que tanta ha sido la aceptación y el respeto de la población hacia este complejo que ni una sola vez ha sido vandalizado o pintarrajeado a pesar de que se encuentra en una de las zonas más populares de la cabecera municipal.
Cuenta que ante la demanda de la ciudadanía tuvieron que empezar con talleres extramuros en las comunidades rurales: “Hay gente que no puede venir a las instalaciones y entonces nosotros vamos con ellos. El modelo se hizo para eso: para resarcir el tejido social; para contribuir de manera eficiente no nada más de manera centralizada; se puede replicar en cualquier comunidad”, asegura.
Artes en Uruapan. A casi 100 kilómetros de distancia de Apatzingán, rumbo a Morelia, en el municipio de Uruapan —que ya no es Tierra Caliente—, los resultados de Cultura en Armonía también siguen vivos.
Además de las actividades de asociaciones civiles promotoras de la cultura —que también incluyeron proyectos en Cultura en Armonía—, se encuentra la Escuela de Iniciación Artística asociada al Instituto Nacional de Bellas Artes. Aquí se equiparon las instalaciones, lo cual ha dado mayor acceso a todo tipo de personas a los talleres de teatro, escuela de música y artes plásticas.
Entrevistado durante un taller de teatro, el profesor Luis Antonio Ávila Martínez habla acerca de los alumnos que llegan: “El que se acerquen al arte es abrir el camino donde ser un mejor ciudadano es posible”.
La directora de la escuela, Fabiola Mejía Moreno, explica que al inicio tenían cerca de 60 alumno, que hasta ahora ha crecido a 112 estudiantes, y espera que aumente la demanda.
La regidora de Cultura del ayuntamiento de Uruapan, Norma Adriana Magaña Madrigal, confirma la contribución que ha tenido la cultura para resarcir el tejido social y la recuperación de espacios públicos: “El tema cultural, sin duda alguna, beneficia la paz y la armonía en el municipio; (ayuda) a reducir los índices de violencia que se generan, no tan a corto plazo porque es todo un proceso formativo y de concientización”.
Considera que a futuro estos procesos formativos y de concientización a través de la cultura van a arrojar resultados positivos. “Gracias a este proyecto de la Escuela de Iniciación Artística tenemos más alternativas para niños y jóvenes que puedan tener opciones distintas de poder atender ante una amenaza de los grupos que están quizá vinculados con el tema de violencia”, resalta.
Adriana Magaña insiste en que a través de la cultura se le facilitan a los niños y jóvenes las herramientas para abonar en una buena armonía entre la sociedad, y ser más conscientes de la realidad que se vive. “Es importante que como gobierno se respalden proyectos y se les dé continuidad, pero cuando se hacen esfuerzos dentro de una sociedad civil a través de asociaciones, se logra más sumando esfuerzos”, dice Norma Adriana Magaña Madrigal.
Se buscó a la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán para que explicara a nivel estatal cómo se le ha dado continuidad a este proyecto y dijo, a través de su área de Comunicación Social, desconocer del tema.