La noticia del fallecimiento de la cantante irlandesa a los 56 años de edad ha conmocionado al mundo de la música después de que la vida de la intérprete estuvo dividida entre el éxito y la desgracia.

En los años 90, después de haber formado parte de algunas bandas musicales y superado una serie de abusos familiares, O'Connor alcanzó la fama con su sencillo  “Nothing Compares 2 U”, lo que le dio la oportunidad de presentarse en uno de los programas más exitosos de la televisión estadounidense “Saturday Night Live”, donde aprovechó para hacer una protesta en contra de los abusos infantiles por parte del clero: rompió una fotografía del Papa Juan Pablo II, lo que provocó el odio de miles de personas y fanáticos que rompieron sus discos y la abuchearon en un concierto homenaje a Bob Dylan en el que se presentó dos semanas después.

Para muchos este acto de protesta fue un suicidio a su carrera y desde entonces fue criticada por su comportamiento. Mientras que, al mismo tiempo y en secreto, la cantante estaba luchando con un problema de salud mental que se complicó con los años.

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A los 37 años fue diagnosticada con y depresión severa, ese fue el primero de los padecimientos que se dio a conocer.

Años después una enfermedad llamada fibromialgia apareció, esta se caracteriza por generar un dolor musculoesquelético generalizado y una exagerada hipersensibilidad en diferentes áreas del cuerpo. También provoca fatiga persistente y un sueño no reparador. Suele coexistir con otros trastornos psiquiátricos.

En el año 2015 canceló la gira con su cuarto disco debido a que estaba experimentando una crisis personal provocada por sus problemas mentales y después de haber sufrido una sobredosis. Rompió relación con cualquier miembro de su familia y en noviembre fue salvada por la policía de Chicago en un intento de suicidio en su hotel. Antes había publicado un mensaje en su cuenta de Facebook.

Un año después volvió a repetir el intento de suicidio y en el mensaje que dejaba en su red social culpaba en gran medida a las circunstancias familiares que tenía con el cantante de Folk, padre de su hijo Shane, quien dijo no le permitía volver a Irlanda ni estar con sus hijos, en total tuvo cuatro.

“He comprendido secretamente durante años que este asunto de estigma y abuso en Irlanda hacia aquellos que se perciben como enfermos mentales (lo que irónicamente suele ser perpetrado y perpetuado por misóginos psicopatológicos certificables, odia-madres, matones irresponsables como Pinocho (Lunny) y mi hijo de 29 años Jake, a quien, como feminista, oficialmente me averguenza admitir que he dadu a luz)  sólo terminará cuando sea causa del suicidio de alguien de mi altura, despues de morir, comportamientos como el de Lunny y el de ese chulo que se hace llamar “hombre” al que di a luz NUNCA sucederán de nuevo”.

En 2017 subió a Facebook un desgarrador vídeo desde un motel en New Jersey en el que se le veía triste, llorando e implorando por la situación de los enfermos mentales. En él detalló su soledad y cómo vivía en un hotel alejada de su familia, sólo en comunicación con su terapeuta.

"Sé que soy una de las millones de personas en el mundo que están exactamente igual que yo. Otros no tienen necesariamente los recursos que yo tengo, en el corazón o en el bolso. La enfermedad mental es como las drogas, no le importa nada quién seas", expresó.

18 meses antes de su muerte Sinéad sufrió también la partida de su hijo Shane, quien tenía 17 años y fue encontrado muerto después de dos días de que escapó de una clínica de salud mental. En Twitter ella se culpó de este suceso, pero luego fue detenida por la policía y posteriormente internada. Hasta el momento se desconocen las causas de su deceso.

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