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Venecia.— Después de las declaraciones de la presidenta del jurado, Lucrecia Martel al decir que no iría a la gala de la película J’Accuse (El oficial y el espía), del director polaco Roman Polanski, quien hace décadas huyó de la justicia norteamericana al ser acusado de haber violado a Samantha Geimer cuando la joven tenía 13 años, todas las miradas se centraron en la proyección de la polémica cinta ayer en la Sala Dársena y la Sala Grande del Festival.
El filme es protagonizado por Jean Dujardin, Louis Garrel y Emmanuelle Seigner, con la que el realizador pone en jaque a Martel y a todo el jurado, pues su reciente filme inspirado en el caso de Alfred Dreyfus, un capitán judío-francés acusado injustamente de traición a la patria a finales del siglo XIX, demuestra que a sus 86 años el director está en plena forma y ha sido capaz de entregar una obra redonda y bien hilvanada.
En una conversación previa al estreno de la cinta en el festival, Polanski habló con el escritor francés Pascal Bruckner, quién le preguntó cómo había logrado lidiar con tantos años de persecución.
“En la historia encontré muchos momentos que yo mismo he experimentado, puedo ver la misma determinación para negar los hechos y ser condenado por cosas que no he cometido. La mayoría de las personas que me acosan no saben nada acerca del caso”, le respondió.
“Mi trabajo no es una terapia pero tengo que admitir que muchos de los aparatos de persecución que veo en el filme me son familiares y eso claramente me inspiró”, añadió.
Hace mucho tiempo que el realizador admitió haber mantenido una relación impropia con Geimer y después de un juicio, la víctima y él llegaron a un acuerdo que el director ha cumplido. Desde 1977 Polanski está refugiado en Europa, en dónde ha seguido filmando para no cumplir la pena de prisión que le imponen las leyes estadounidenses.
A pesar de que se especulaba que tras la presentación del filme el cineasta daría la rueda de prensa por videoconferencia esto no sucedió.
En su lugar, habló el equipo artístico. El primero fue su productor italiano Luca Barbareschi.
“Esto no es un tribunal moral, sino una maravillosa muestra de cine. Agradezco a Dios haber podido trabajar con Roman y haber dado al público esta historia, que es de una actualidad desconcertante”, afirmó intentando zanjar el tema.
Sin embargo, la esposa del director y protagonista de la película, Emmanuelle Seigner, no pudo evitar ahondar en el tema del acoso que siente que ha sufrido su marido.
“La sensación de persecución de Roman es fácil de entender si conoces su vida. Yo estoy casada con él desde hace 30 años y sé por lo que ha pasado”, aseguró la también actriz fetiche de Polanski.