”Érase una vez un reno llamado Rodolfo, que tenía la nariz roja y un brillo singular...” Este tierno y encantador personaje, que jala el trineo de Santa Claus y roba el corazón cada temporada navideña a través de la famosa canción, en realidad vivió un pasado triste y turbulento, lleno de bullying.
“Rodolfo era violentado, es bien importante visibilizar eso en esta historia. Sufría acoso por parte de los renos, y una manera de identificar cuando existe este problema es a través de la sensibilización, en las escuelas decir a los niños, ‘a ver, chavos, eso es violencia’”, comenta el sicólogo Alexis Solís.
El personaje fue creado en 1934 por un redactor publicitario estadounidense llamado Robert L. May. Más tarde, se incorporó a un poema de 1948, que se convirtió en canción, compuesta por el cuñado del creador, Johnny Marks, grabada más tarde por el cantante Gene Autry.
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“A Rodolfo nadie lo quería por ser muy feo, todos sus compañeros se reían sin parar y nuestro buen amigo no paraba de llorar”, dice el poema.
De acuerdo con la sicóloga y directora general de Fundación en Movimiento contra el bullying, Reyna Monjaraz, esta historia no es tan sencilla como parece, pues los dibujos animados dejan grandes enseñanzas a los pequeños, que en muchas ocasiones aprenden valores como el respeto en historias algo desgarradoras, algo en lo que se basó el autor; Rodolfo era una especie de Patito feo o Dumbo con un gran corazón, lo que le hizo triunfar ante Santa.
“El respeto es la base para una sana convivencia, sobre todo para la prevención del bullying. Ellos (los niños) no lo identifican, pero sí saben muy bien cuando algo les molesta o si reciben burlas por ser diferentes. Los dibujos animados llevan un mensaje mucho más directo para los pequeños, para que sientan una mayor empatía”, explica la experta.
La discriminación del pequeño reno terminó cuando en una ocasión, en la Noche Vieja, se desató una gran tormenta de nieve, que imposibilitaba el paso al trineo de Santa y, al ver que la nariz de Rodolfo iluminaba su camino, lo puso al frente de los demás renos, para que los pudiera guiar en el difícil viaje.
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El mensaje es lo que cuenta
Tolerancia, respeto y aceptación es lo que deja la moraleja de la historia, que se escribió en un tiempo en donde la palabra “bullying” no existía; esta se incorporó hasta 1993 por el sicólogo escandinavo, Dan Olweus. En la primera mitad del siglo pasado, la violencia verbal y física estaba más normalizada desde muy temprana edad, por lo que se visualizaba muy poco.
“De hecho, es algo que personas que con 50 años o menos dicen: ‘en mi época también me hacían eso, y así ni se llamaba y no me pasó nada’. Era mucho responder violencia con violencia y eso es lo queremos evitar ahora, porque eso sólo provoca más violencia”, dice Monjaraz.
Por otro lado, Solís considera que hay que cuidar otro mensaje, una especie de apología al bullying. Todos somos iguales y no porque alguien sean diferente o le hayan ‘bulleado’ tendrán éxito en la vida.
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“La historia tampoco es que profundice mucho en el tema, e incluso se podría entender como él, que era molestado, lo hizo ser mejor o más querido, y esto porque está el pensamiento de las generaciones de posguerra, que decían que eso les forma el carácter y no es cierto. Rodolfo tuvo que poner límites.