
Robert Redford, fallecido el martes a los 89 años, fue un ícono del cine de las últimas seis décadas, identificado como un actor talentoso y además guapo, encarnó a un ideal del Estados Unidos ambientalista, comprometido, independiente y próspero.
Redford engalanó su figura con largos cabellos dorados enmarcados en una sonrisa de ensueño para muchas mujeres de la época, esto a la par de su búsqueda por forjar su propio camino, a cierta distancia de Hollywood.
En este camino fundó el Festival de Cine de Sundance, que se ha convertido en el referente internacional de las producciones independientes; también trabajó para los grandes estudios, que le ofrecieron unos 70 papeles, siete de ellos bajo la dirección de Sydney Pollack.
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¿Por qué Robert Redford fue considerado un galán de Hollywood?
Robert Redford tenía facciones simétricas, una mandíbula marcada, ojos expresivos y una melena rubia icónica que lo hacían destacar como un ideal de belleza masculina en su época.
Fuera de pantalla, era conocido por su elegancia natural. Su forma de vestir americana, relajada pero pulida, lo convirtió en un ícono de estilo sin pretensiones.

No necesitaba exageraciones ni discursos largos para llamar la atención: su lenguaje corporal y carisma silencioso bastaban para dominar una escena. Desde "Descalzos por el parque" hasta "Todos los hombres del presidente", Redford podía ser tierno, rebelde o intenso, sin perder atractivo. Eso ampliaba su encanto a distintos públicos.
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Su tono de voz suave pero firme era parte de su magnetismo, transmitía seguridad, pero también cercanía. No era solo un “galán bonito”, pues interpretaba personajes con profundidad, ideales, dudas y contradicciones. Eso le daba una dimensión emocional que lo hacía aún más atractivo.
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Sus duplas con Jane Fonda, Barbra Streisand o Meryl Streep marcaron época. La química que generaba con sus coprotagonistas fortalecía su imagen romántica. Siempre fue reservado sobre su vida personal, esa distancia alimentó el mito del galán “inalcanzable”.

Su activismo político, ambiental y su defensa del cine independiente mostraban un lado comprometido que rompía con el estereotipo superficial del galán, incluso con el paso del tiempo, Redford conservó su magnetismo. En películas como "El hombre que susurraba al oído de los caballos" o "Nosotros en la noche", siguió siendo percibido como encantador y deseable.

*Con información de AFP.
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