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Queen of the Stone Age ha sostenido su reinado con letras que exploran el caos y la belleza, y recientemente, la muerte.
En 2023, durante la promoción del álbum In Times New Roman, el cantante Josh Homme confesó tener cáncer, un hecho que, explicó, le dio fuerza a su música.
También, precisó, le hizo establecer una relación con la muerte, la cual se convirtió en el “pulso espiritual” que sostiene al grupo: transformar el dolor en energía y el miedo en arte.
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En julio de 2024, Queens of the Stone Age se convirtió en el primer acto musical autorizado en París para presentarse en las catacumbas, espacio donde reposan los restos de más de seis millones de personas.
“Hay lugares que te cambian, y hay otros que te recuerdan por qué sigues vivo”, precisa el guitarrista Troy Van Leeuwe, quien todavía recuerda la sensación de tocar “entre los muertos”.
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Aquella experiencia, convertida en el filme Alive in the Catacombs, estrenado en junio de 2025, fue un respiro dentro del ruido habitual del hard rock.
“Estar ahí abajo fue como mirarte al espejo sabiendo que todo termina. Pero también que, mientras estés vivo, tienes que tocar con todo lo que eres”, dice el músico.
La banda estadounidense, conocida por su potencia eléctrica y su sonido hipnótico, tocó ahí sin público, sin amplificadores y sin aplausos. Para los músicos, lo que quedó fue el eco de las guitarras rebotando contra las paredes de hueso: un diálogo entre la música y la memoria.
“No fue un acto de morbo, sino de devoción. Un ritual de respeto hacia quienes estuvieron antes que nosotros”, señala Troy.
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Entre tequila y rock
El regreso a México de Queens of the Stone Age, quien está por celebrar 30 años, promete uno de los momentos más intensos y catárticos del Festival Corona Capital.
“México tiene una energía distinta, es como si la gente tocara contigo desde abajo del escenario”, destaca Van Leeuwen entre risas, recordando sus visitas anteriores.
En su memoria, están las noches de festival mezcladas con tequila, tostadas de atún y encuentros improbables. Uno de los más curiosos fue con Morrissey, el legendario vocalista de The Smiths y conocido activista vegano.
“Él y su banda iban vestidos con trajes impecables, completamente libres de cuero, mientras nosotros llegábamos con nuestras chamarras de piel y pude ver su cara de: ‘Estos idiotas’”, cuenta Troy divertido.
Desde su origen en 1996, la agrupación originaria de Seattle, Washington, ha sido más que una banda: es una experiencia sonora donde el rock se mezcla con el blues, la psicodelia y la melancolía.
En sus canciones habita la contradicción entre la furia y la calma, entre lo que vive y muere.
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Con su regreso a México mañana viernes en el Autódromo Hermanos Rodríguez, Troy resume:
“Cada concierto es una celebración. No sabes si será la última vez, así que lo das todo”.
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