Su nombre es Brian Johnson. Tiene 47 años y una anatomía similar a la de un gladiador romano, un rasgo que lo catapultó a la fama en redes sociales y lo convirtió —para muchos— en una figura de culto gracias a su estilo de vida conocido como “ancestral living”, centrado, en gran parte, en el consumo de ciertas carnes crudas.

Este texano hizo de sus músculos una carta de presentación ante el mundo. Aseguraba que su fuerza y salud provenían de una dieta rigurosamente estricta: médula ósea, hígado y testículos de toro, todo sin cocinar.

No pasó mucho tiempo para que surgiera El Rey del Hígado, personaje que él mismo creó y con el que cautivó a millones de personas en todo el mundo. Su imagen se volvió un fenómeno viral que, junto con su estilo de vida, le permitió promocionar su propia empresa de suplementos alimenticios.

Pero como todo rey moderno, Johnson buscaba un imperio en el que él fuera la figura central de adoración, y para lograrlo, combinó su impresionante cuerpo con algunas artimañas que, al salir a la luz, desataron la controversia.

Y es que, pronto se reveló que su físico no era el resultado de su peculiar dieta, sino del uso de esteroides para incrementar su masa muscular.

"Al descubierto: El Rey del Hígado" relata el vertiginoso ascenso de este hombre que se convirtió en magnate de los suplementos, mientras ocultaba secretos detrás de su filosofía basada en nueve pilares: dormir, comer, moverse, protegerse, conectarse, exponerse al frío, tomar el sol, luchar y vincularse.

El documental, dirigido por Joe Pearlman, tiene una duración de 68 minutos y ya está disponible en Netflix.

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