Cuando se pensaba que el mito del hombre lobo estaba agotado, llega una película que lo reinventa desde un ángulo distinto: el de una familia que ve cómo todo se desmorona cuando el padre comienza a transformarse.

En "Hombre lobo", Blake (Christopher Abbott) hereda la casa de su infancia en un rincón apartado de Oregon y se muda ahí con su esposa Charlotte (Julia Garner) y su hija Ginger.

Lo que prometía ser un nuevo comienzo se convierte en pesadilla tras un ataque en el bosque: Blake queda herido y empieza a cambiar, día a día, hasta ser irreconocible.

La diferencia con tantas adaptaciones anteriores es que aquí el centro no está en el monstruo final, sino en la metamorfosis: huesos que crujen, piel que se estira, gestos que dejan de ser humanos.

Su director, Leigh Whannell, apuesta por efectos prácticos y prótesis que vuelven tangible el proceso y lo convierten en un espectáculo físico y emocional. Julia Garner confesó que ver a Abbott caracterizado la dejó “en shock”, y ese impacto se traslada directo al espectador.

Esta película es ideal para ver de noche, con las luces apagadas y la certeza incómoda de que el verdadero monstruo puede estar en casa.

Disponible en: HBO Max

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