Una constante en los trabajos más recientes del director mexicano Diego del Río (Todos eran mis hijos, Madres e hijos) y ahora en "El pequeño poni" es que el personaje que detona el drama central nunca aparece en escena, sin embargo siempre está presente a lo largo de la historia.
Para el director este recurso vuelve a ser importante en un guion como el de El pequeño poni, historia que pone sobre la mesa una problemática actual y compleja: el bullying; hablándole directamente a los adultos, sean padres o no, sobre su papel para parar esta situación.
Del Río explicó que esta puesta, que se estrenará el 9 de octubre en el Foro Shakespeare con las actuaciones de Natalia Morlacci y Francisco Celhay, se basó en un caso real ocurrido en 2014 en EU, cuando a Grayson Bruce, un niño de nueve años, sufrió ataques físicos y verbales por usar una mochila de My Little Pony.
“El autor expone un caso fuerte sobre las infancias y los abusos que pueden suscitarse dentro de los ambientes escolares, que generalmente son reflejo de lo que sucede en otras áreas, como la familia”, dijo el también dramaturgo.
El pequeño poni tiene como protagonistas a Jaime e Irene, padres de Miguel, un niño que es acosado en su colegio.
El director de la escuela considera que la mochila es la causa del bullying y la solución: prohibirle a Miguel la entrada hasta que no la cambie.
“Esto tiene que ver con la falta de verdadera inclusión y respeto a todas las diversidades que existen en la condición humana”, comentó Diego.
Lo interesante para él sobre el trabajo de Paco Bezerra, autor de la obra, es que no presenta buenos o malos, sino que pone al espectador ante el punto de vista de cada una de las partes y corresponde al público fijar posturas.
“El autor es en ese sentido muy agudo, porque no entra en una moralidad, sino en una corresponsabilidad”, dijo del Río.
Sobre esto el director subraya que los adultos también generan violencia, al no saber manejar el problema, no medir las consecuencias y dejar desprotegidos a los más vulnerables.