“Antes pensaba que las mujeres no podíamos ocupar los grandes espacios para conciertos”, confiesa la cantante .

Hoy demostrará lo contrario cuando camine por los pasillos del palacio de Bellas Artes rumbo al escenario de la sala principal, donde se presentará como lo han hecho dos de sus grandes influencias: Juan Gabriel y Chavela Vargas.

“Estoy emocionada, todavía no lo puedo digerir. Ahí tocaron mis ídolos”, dice a EL UNIVERSAL.

La chilena, nacionalizada mexicana, ya ha pisado escenarios emblemáticos de la Ciudad como el del Auditorio Nacional, donde ha cantado para diez mil personas; sin embargo, el peso que tiene Bellas Artes —espacio en el que caben alrededor de mil 300 asistentes—, es imponente:

“Ya estuve ahí, fui a hacer revisar temas técnicos, la acústica, visualizar dónde voy a estar parada, a dónde voy a mirar, y me estremecí”, cuenta.

Su último disco, “Autopoiética”, salió en noviembre, y ahora el verdadero reto, señala, será llevar todos los sonidos con los que experimentó en este lanzamiento y que incluirán salsa, ópera y techno.

“Sueño despierta, y pienso todo el tiempo en todas mis ideas técnicas. Al ver el lugar, me doy un momento para reflexionar cómo va a ser”.

Además compartirá junto a Viento Florido, una banda de aliento tradicional oaxaqueña integrada por 58 instrumentistas, en un concepto que integra a la música de la chilena con la cultura mexicana, donde la artista reside desde hace 15 años.

“También estoy orgullosa de poder compartir con Viento Florido, antes pensaba que las mujeres no podíamos ocupar los grandes espacios para conciertos pero ahora seguimos demostrando lo contrario, más con artistas pertenecientes a comunidades de la sierra”, expresa la artista.

Fotos: Instagram.
Fotos: Instagram.

Abraza la maternidad

Con este show, donde presentará canciones propias como “Tu falta de querer” y “Mi buen amor”, además de temas tradicionales mexicanos como “Canción mixteca”, Laferte despide el 2023, un año donde se dice satisfecha, pero lo que más la ha marcado es como ha aumentado la cercanía con su hijo Joel, de casi dos años de edad.

“Me encanta (ser madre), he trabajado mucho, pero estoy tranquila, sin viajar tanto. Necesitaba estar en casa con mi hijo y saber lo que es ser mamá en casa, no como loca viajando por el mundo. Me doy este tiempo porque creo que es lo mejor”, dice Mon.

“Ser mamá me ha ordenado, y siento que está bien. Antes era lanzar disco, y luego concierto, y era un ritmo muy vertiginoso. Ahora hago un álbum, me doy unos meses para estar con mi familia, y el próximo año empezaré tour”.

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