"Hay un principio y final en todo", dice , corresponsal que por 37 años fue imagen de en España y una veintena de conflictos bélicos.

"A veces las decisiones pueden ser unilaterales, (Televisa) cree lo mejor es prescindir de mi, yo lo respeto", agrega.

Peláez, de 57 años, no se va enojado. Por el contrario, agradece a la empresa y a Emilio Azcárraga el apoyo recibido por casi cuatro décadas de labores conjuntas, las cuales asegura, no habrían sido sin el trabajo de equipo de varios compañeros.

"Estoy ahora mismo libre, abierto a cualquier tipo de plática, de negociación en México, ahora estoy en el momento en el que todo lo que no pude hacer por este compromiso, puedo, vienen muchos proyectos en redes sociales que se irán viendo", indica.

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También deja la posibilidad al doblaje, labor que realizó durante una década en España, dando voz a personajes como Tom Hanks en "Quisiera ser grande" o el anime "Cyborg 009".

Su padre, Joaquín Peláez, fue periodista, pero también actor. Los hijos de Alberto también han abrazado la profesión.

"Yo no soy actor, soy periodista, pero me gusta mucho el mundo de la interpretación y espero no hacerlo mal, hice muchas películas, en los ochentas sólo estábamos dos chicos jóvenes que trabajábamos en todo (risas), ahora si la pregunta es si me dedicaría por completo la respuesta es no, pero como un añadido, si lo haría", subraya.

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Su primera noche "desempleado" la contemplaba dormir con la consciencia tranquilo y satisfecho de lo hecho en su carrera. Y hoy sabrá que no estará con el estrés del comunicador.

"Esta etapa de transición me viene bien, hay que analizar las cosas, descomprimir y ver lo que sigue, descansar del estrés del acontecer, de la llamada (informativa) no me ha de ir mal", subraya.

Al final, considera, ha dejado una huella. Mucha gente lo reconoce e imita su pose cuando reportaba: tres cuartos de cuerpo, brazos cruzados, con micrófono en mano derecha, viendo fijamente a la cámara e impostando un poco la voz.

fjb