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San Luis Potosí.— A Mario Morán no se le escapa la sonrisa cuando camina entre los pasillos del Palacio Municipal de esta ciudad.
Coqueto y respetuoso. El actor de 31 años deja que las mujeres entren al set primero, les guiña el ojo, las acompaña con la mirada: se enfoca en que estén cómodas.
A simple vista es como Pedro Infante, pero en la realidad no. El actor de 31 años da vida al ídolo de Guamúchil en la bioserie "Se llamaba Pedro Infante" que llega este 1 de diciembre a la plataforma Vix.
Él sabe que no lo es, o lo será, porque a su edad, la más grande estrella del cine nacional ya había filmado 22 películas. Él comienza: tiene 15 producciones en su haber. Pero por una razón casi divina, considera que Pedro lo eligió.
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“Pedro de alguna manera fue mi salvavidas en el proceso de haber perdido a mi madre”, cuenta.
Morán acababa de dejar a su mamá convaleciente en el hospital, cuando tuvo que frenar su auto y escuchar con claridad la noticia que le dio el productor Rubén Galindo: “Ya lo logramos, eres tú Pedro Infante”.
Para él fue un regalo del cielo, o una despedida de su madre, quien antes de morir supo que su hijo había obtenido el papel.
“Fue como aceptar un regalo de la vida, como la compensación, no sé cómo explicarlo, pero estoy muy feliz de poder tener esta gran oportunidad con un personaje tan querido”, expresa orgulloso.
A partir de entonces comenzó un proceso de introspección para conectar con el personaje.
“Hice muchas meditaciones para conocer los huesos, los órganos, la piel y ver desde dónde se estimulaba Pedro, ha sido un viaje muy profundo y estoy muy agradecido con la vida”, cuenta.
Mario recurrió a una maestra de actuación que además es astróloga; prepararon el personaje en un plano más allá de lo terrenal.
“Mi coach desarrolló una técnica propia que denominó ‘astro actoral’, entonces lo primero que hice fue conocer la carta natal de Pedro y la mía y ver qué similitudes y diferencias había”, detalla.
En la raíz de las coincidencias encontró a su ídolo de infancia: su papá, quien fiel a los referentes del cine hacía eco de la galanura y el cortejo con las mujeres.
“Hay muchas cosas de Pedro en las que soy igual a él —reconoce Mario—. Es muy cercano a mí porque conocer tanto a Pedro Infante me hizo conocer más a mi papá, me acuerdo que iba al mercado con él y a las señoras de las verduras les decía: ‘¡Ay, mi novia preciosa ¿cómo estás?, mira qué chula te ves hoy’, crecí con esa imagen. Conocer al ídolo de mi papá me acercó más a él”, reconoce.
Más allá de la caballerosidad y la fama, Mario piensa en Pedro como un ser humano humilde, ahí es donde más correspondencia encuentra consigo mismo.
“Siempre he tratado de ser consciente y trabajar mi congruencia, ser alguien que está tratando de poner el valor a lo humano no por lo que alguien represente en la vida, sino por un valor más allá y creo que es algo que Pedro tenía, que si había que escoger, era más pueblo, eso me identifica más que tener que ser trajeadito”.
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Consciente de las nuevas correcciones políticas Mario reflexiona sobre la personalidad de Pedro, pero rescata su ingenio como parte de una costumbre de la época.
“Si lo ves a los ojos con todo el aprendizaje feminista, de la conciencia del patriarcado, el machismo, claro que tendríamos mucha tela de dónde cortar, pero soy actor y creo que la vida es una obra de teatro y, si te vas a la obra de teatro de ese tiempo, no había nada malo porque era aceptado por todos”.
“La vida es ir aprendiendo de las cosas que no están bien, como tanto machismo e inconsciencia, pero en realidad era un hombre fascinante a quien siempre he comparado con una estrella fugaz”.
Con permiso del ídolo
Aunque en el pasado se han hecho otras producciones basadas en la vida del actor y cantante, quien falleció en un accidente aéreo en 1957, esta vez el elenco y los realizadores acudieron a la tumba de Infante como un ritual para pedirle autorización de contar su historia, que según detalla el productor, será una mirada íntima de su vida, con los errores y aciertos.
“Fuimos a pedirle que nos iluminara, que nos acompañara en este trayecto en el que con todo respeto estamos haciendo una interpretación, basados en lo que sabemos de su vida, pero con la obligación de profundizar en por qué y para qué hacía todo lo que hacía, es un análisis de carácter y la idea es que reflexionemos a partir de su vida”, señaló Galindo.