
La relación de Patricia Reyes Spíndola con el cine es como la de una pareja que se ve de vez en vez para reconocerse y disfrutarse. Es un vínculo ha durado ya 53 años: más de medio siglo de trayectoria artística en el que la actriz ha dejado huella en cine, teatro y televisión, y en el que también ha explorado el terreno de la docencia.
En esta ocasión el cine, galante y formal, le brinda a su amada un cumplido con el Ariel de Oro que le entregará la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) por su trayectoria y presencia en más 60 filmes.
“El cine es mi amante y estoy muy contenta con él y con recibir este premio, he hecho más de 60 películas y para mí todas son importantes, todas me han ayudado a formarme, ya tengo dos Ariel (en categoría de Mejor actriz) y que ahora me reconozcan con el de oro es muy agradable para mí”.
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Pero la actriz tampoco se encapricha. Los personajes que tienen más arraigo en su filmografía, reconoce sin empacho, son dejados de lado una vez que termina cada filmación o grabación. Suele liberarlos sin remordimientos.


“Sí me cuesta mucho trabajo prepararlos, les dedico 24 horas de mi día para darles credibilidad, pero el día que los termino, los suelto. Yo creo que hay actores rudos y otros técnicos, yo soy del bando técnico, el día que yo terminó me quito el vestuario y listo, no los sufro; si eso fuera, tendría que ir a terapia eternamente, el día que se acaban, se acaban y vuelvo a ser yo, tan tranquilamente”.
Los directores con los que ha trabajado son su leitmotiv. Estar bajo las órdenes de Felipe Cazals, (Las poquianchis, 1976), o Julie Taymor (Frida, 2002), entre otros, le ha generado un compromiso especial.
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Mención aparte merece la mancuerna que ha hecho en más de tres décadas con Arturo Ripstein, que, pareciera, la lleva en sus repartos a manera de fetiche, con personajes protagónicos o de soporte.

“Con Ripstein hice La reina de la noche (1994), Profundo carmesí (1996), La perdición de los hombres (2000), y muchas que no se inscribieron a la Academia (AMACC) pero que sacaron premios internacionales en San Sebastián, en Venecia, en muchos lados. Pero yo creo que para Arturo realmente su fetiche es Paz Alicia Garciadiego (guionista y pareja), ella es quien escribe los personajes para los actores; llevo 13 películas seguiditas con él, además he hecho tv con él, comercial y educativa, es una relación de muchos años, lo quiero y respeto mucho”.

Sus otros amores
Además del cine, Patricia Reyes Spíndola tiene otros amores bien clasificados: la televisión sería su esposo y el teatro su eterno novio, a los dos los atiende puntualmente y de los dos recibe mucho cariño.
“Después de estar en la Compañía Nacional de Teatro, quise hacer teatro comercial y toqué la puerta a los Varela, ellos no me llamaron. Yo fui a pedir trabajo, don Salvador no se imaginó que a mí me gustara hacer comedia, ahora trabajo con Gabriel, su hijo, muy a gusto”.
Con más de medio siglo en los escenarios y en los foros, Reyes Spíndola ha creado un nombre que es sinónimo de calidad en sus interpretaciones, sin embargo, aún con el prestigio con el que cuenta, dice estar siempre dispuesta a hacer castings para ver si se gana el personaje siguiente.
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“Compañeros me dicen que cómo van a hacer pruebas para un personaje, yo las sigo haciendo y no me quita nada, hacerlas es abrir una ventana para ver si se te abre la puerta y ahora con tantos productores y directores jóvenes, y con tantas producciones que vienen de otras partes, pues sé que ellos no tienen por qué conocerme, ¿a poco creen que en España o en Puerto Rico conocen su trayectoria?”

En televisión ha participado en más de 30 telenovelas y otras tantas series, ahora está próxima a salir al aire interpretando a Jovita, una mujer con una enfermedad mental en la telenovela Amanecer, producción de Juan Osorio.
“Entramos al aire el 7 de julio, el personaje que estoy haciendo en la novela es muy complejo, salgo con hoyos en el cuero cabelludo, es una mujer que tiene el tic de arrancarse el pelo, es muy intenso interpretarla, la he disfrutado mucho pero ya quiero que se acabe, que me crezca mi cabello y volver a ser ya”.
De los proyectos de trabajo que tiene en la proximidad, dice sin rubores que no hay propuesta alguna, pero tampoco se preocupa, pues ocupada está en dar clases de actuación a las nuevas generaciones que tienen vocación.
“Siempre digo que mi trabajo preferido es el que viene, así lo escribí en mis redes cuando agradecí a la Academia (AMACC) el reconocimiento que me van a dar, por eso sé que me viene un gran personaje aunque también es cierto que hasta ahora nadie me ha llamado para lo que sigue, pero lo espero, por lo pronto dedico tiempo a otra de mis pasiones, la docencia, tengo cuatro escuelas, así es que no me queda más que agradecerle a la vida que mis pasiones, la actuación y la enseñanza me den para vivir”.
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