Julián Aguilar Tello tiene 11 años y parálisis cerebral. Es seguidor de las Chivas rayadas del Guadalajara; le gusta divertirse con videjuegos, disfruta las clases de español, computación, música, karate y ciencias, pero odia la de matemáticas.
“Quiero estudiar periodismo, comunicación, me gusta la narración, mis favoritos son Enrique Bermúdez, Christian Martinolli y Luis García (comentaristas), éste me sigue en mi Instagram”, dice orgulloso.
Parece que va por buen camino, porque desde este viernes la gente conocerá sus dotes como actor, al estrenarse en Netflix la versión cinematográfica de "Los dos hemisferios de Lucca", escrita por Bárbara Anderson, en la que cuenta cómo logró sacar adelante a su hijo con parálisis cerebral mediante un tratamiento nuevo en la India, mientras en México no le daban esperanzas.
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Cuando la plataforma compró los derechos del libro, junto con Anderson, se procuró que fuera un niño con parálisis el que hiciera el papel. Bárbara Mori, en el personaje de la autora original, y Juan Pablo Medina como su esposo, conformaron el elenco principal de la historia dirigida por Mariana Chenillo.
“Siento que la película va a hacer reflexionar a la gente sobre los niños con discapacidad y que nos tienen que incluir más. Hay pocas que hablan de ello, pero me han gustado, como la de Robot salvaje, que el pajarito no tiene un ala y me hizo llorar”, dice Julián.
De acuerdo con el Anuario Estadístico del Cine Mexicano 2023, que contiene los datos más recientes en producción, durante ese año sólo se filmaron seis títulos con temática de discapacidad y accesibilidad, y sólo cuatro fueron documentales.
La cifra representa 2.5% de la producción total (234 largometrajes), la mitad de lo hecho alusivo a diversidad sexual, en el mismo año.
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Más conciencia y más personajes
En plataformas, precisamente Netflix lanzó hace dos años la serie "Ojitos de huevo", protagonizada por Kike Vázquez, un standupero con parálisis cerebral, y Alexis Arroyo, un joven sin el sentido de la vista, la cual va en su segunda temporada.
“Esperemos que en un futuro esto también se traduzca en personajes, en más historias, más contenido que nos representen”, resaltó Kike durante la pasada entrega del premio Ariel, cuando fue uno de los conductores de la ceremonia.
Los dos hemisferios de Lucca se filmó principalmente en locaciones de la Ciudad de México, más 10 días en la India.
Una de las cosas con las que Julián “batalló” en el rodaje fue quedarse quieto. En su vida cotidiana, aunque mueve poco las piernas, es muy expresivo con las manos y le gusta hablar. Y Lucca es un chico que comunica con expresiones.
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“Hay una escena en donde estoy con mi ‘hermanito’ y una paleta y no podíamos aguantarnos la risa, teníamos que vernos y nos reíamos. Mariana (la directora) nos tuvo que decir que ya la hiciéramos bien”.
Tanto él, como Mori y Medina, conocieron a la familia real con la que platicaron en algún momento.
“Es una historia inspiradora y de resiliencia, esperanzadora para tanta gente que atraviesa por este tipo de situaciones, de cómo salir adelante. Una mamá es el amor incondicional, por un hijo se mueven montañas y levantan escombros. Lo de Bárbara y Lucca es un amor que nada pudo tirar”, considera Bárbara Mori.
Juan Pablo destaca que para la gente la discapacidad debe ser cercana, pero se siente lejana.
Él mismo perdió una pierna hace dos años tras una enfermedad y así se muestra en la película, en varias escenas caminando en short.
“Una vez hablando con Bárbara Anderson nos dijo: no son los niños los que le tienen miedo a la discapacidad, sino los papás son los que la que la hacen invisible. Y para mí fue como algo revelador: ahora que yo tengo una discapacidad, voy caminando y los niños luego, luego me señalan y los papás dicen que no lo hagan. Y eso hace que ellos lo asocien con algo que no está bien. Y no, la cosa es que el niño pregunte”, apunta el histrión.