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Aunque el elenco de la serie “Sin querer queriendo” se encuentra en el ojo mediático, sus actores tienen prohibido hacer gesticulaciones o movimientos de los personajes que interpretaron, a menos de que se trate de una actividad promocional de la misma producción. Es decir, Juan Lecanda, quien interpreta a Quico, no puede inflar los cachetes cada vez que se lo pidan, o Paola Montes de Oca tampoco podrá imitar los chillidos de la Chilindrina.
Incluso, los actores deben cuidarse si el público que los reconoce en la calle les pide una foto así, “en personaje”. Son cosas, según dicen los histriones, que se determinaron justo para no faltarle el respeto al trabajo de todo el equipo y a quienes representaron durante la temporada que está por terminar.
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Eduardo Capetillo Jr no quiere perder tiempo en otro reality
El cantante Lalo Capetillo Jr. recuerda su paso por “MasterChef Celebrity” como uno de los mejores momentos de su vida, pero ahora mismo no sabe si regresaría a un reality, ya que se encuentra enfocado totalmente en su carrera musical, de la cual recientemente lanzó el sencillo “Solo”.
El hijo de Eduardo Capetillo y Biby Gaytán considera que pasar nueve semanas en aislamiento, como sucede en el programa culinario, es una pérdida de tiempo que ahora “podría pasar haciendo música; sin embargo, reconoce que no se arrepiente de haber participado. Eso sí, se hace un espacio para ver por tv la actual edición “Generaciones” de la que, asegura, no tiene a un favorito.

“Malinche”, de Nacho Cano, desata debate en redes
Después del revuelo que se generó en torno al estreno de la cinta “Emilia Pérez”, otro musical ya desató el debate en redes. Esta vez no es en cine, sino en teatro con la puesta “Malinche”, pues toca una fibra sensible para el público mexicano: la conquista de México contada desde la perspectiva de Nacho Cano.
Usuarios en redes, especialmente en TikTok, han rebautizado al montaje como “el “Emilia Pérez de los musicales”, y no precisamente a manera de halago. Para muchos mexicanos, ver a la Malinche enamorada de Hernán Cortés y cantando “somos mezcal y flamenco” es como escuchar la versión de tu ex… con música y coreografía.
Algunos argumentan que “solo es un show”, pero las redes se han vuelto un foro de reclamo histórico. Se acusa al espectáculo de romantizar una invasión y de disfrazar un genocidio con lentejuela. Unos incluso proponen en tono sarcástico hacer “un musical de la conquista árabe a los españoles”. Mientras en el montaje ha sido elogiado en Europa, el público en México parece más interesado en “Mentiras” o “Lagunilla mi barrio”.
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